Resulta inevitable, cuando se ha puesto en la mesa todo el resto de los dineros del año -y aún del siguiente si lo han pagado con tarjeta-, que se vuelva a estrujar el cerebro como un último canto de cisne del ciclo que perece con sus luces y sombras -más de las últimas-. En un último esfuerzo por quedar a igual nivel que en la pasada Nochebuena, primeramente se hace balance de las existencias dejadas sobre el mantel y se priorizan las de menor demanda, para darles la vuelta y disfrazarlas con algún aditamento atractivo a la vista, que es el pórtico inicial de la gazuza; aunque después entren en acción el olfato y el paladar para dar cuenta o desechar el alimento camuflado. Sin lugar a dudas, y como rey o reina del camuflaje, está la trituradora de sobras de carne o pescado, pues si con las primeras se pueden confeccionar unas sabrosas albóndigas -con el aliciente de la sinfonía de sabores-, con el segundo, prioritariamente de piscifactoría -de jaula, vamos-, el consumo de croquetas tiene que ser más inmediato dada la peligrosidad de sus efectos secundarios si se comen en mal estado. Y esa variante no vamos sólo a verla en nuestros hogares, sino que los restauradores de todo pelaje harán verdaderos malabarismos para presentar un reciclado como una primicia gustativa.

Algo así le ha pasado a nuestro pacto de Gobierno, que andaba tirándose de los pelos desde lo de Granadilla y no sabían cómo romper para atacar por los flancos debilitados del partido autóctono. Ignoro, porque aún no existe vaticinio certero para los que estamos ajenos a estos tejemanejes, si habrán hecho una pasta con los cargos viejos y los reconvertirán en croquetas o albóndigas activas para alguna consejería vacante o circunstancial, dependiendo de la revancha de los resabiados, que actuarán como cocineros despedidos por meter el dedo infectado en la sopa de los presupuestos, declarando abiertamente la guerra a los Cabildos, que son los órganos ejecutivos de cada isla y, por tanto, imprescindibles para su desarrollo.

Resulta meridianamente nítido que, en los lugares en donde CC gobierne en minoría con los socialistas, estos ya habrán afilado sus armas, con Abreu a la cabeza, para empujar y arrebatar el sillón de la alcaldía, porque dejar a Patricia y sus colegas en la cuneta trae consigo una acción colectiva en donde obtengan apoyos suficientes para la venganza. De lo que se deduce que, aunque caigan las hojas del calendario, las conductas políticas siguen y seguirán destinadas a resolver intereses personales, a despecho de los administrados que confiaron en sus retahílas preelectorales. Y como el ser humano necesita nutrirse para sobrevivir, no resulta descabellado comparar el fenómeno del reciclado que ejerce la ciudadanía, con las fórmulas de apetitoso continuismo que pregona cada partido desechado desde las sentinas de sus cocinas, en donde hasta es probable que aspiren a provocar una gastroenteritis aguda al comensal rival que los ha obligado a levantarse del banquete navideño, dejando sobre el mantel hasta el acto de compartir el turrón y las peladillas. Ahora estas últimas se utilizarán, con Abreu de francotirador, como metralla para disparar y sacar de su cargo al causante de su cese. En algún lugar he leído que el peine de Clavijo es unidireccional, porque si cambia de sentido descubriría sin quererlo toda la estrategia de su buen rollito impresa en su cuero cabelludo, que vendría ser, a falta de Dalila, como el secreto que dejó a Sansón sin pelo y dando vueltas a la noria. Pese al "se acabó" a lo María Jiménez, el año nuevo y los Reyes traerán inevitablemente nuevos cambios.

jcvmonteverde@hotmail.com