La semana que acaba está repleta de noticias de todo tipo, no solo por lo amenazantes que resultan las decisiones autoritarias de Donald Trump en el ámbito internacional, también en el ruedo nacional, donde la efervescencia y las movidas internas afectan a todos los partidos sin excepción, no solo por los anuncios y movimientos de candidaturas a la secretaría general del PSOE, con un fin de semana dinámico y variado en actos, también por la lucha por el poder en Podemos, incluso por las alternativas surgidas cuestionando el hasta ahora liderazgo único en Ciudadanos.

En Canarias el patio sigue bastante revuelto tras los meses de incertidumbre del pacto CC-PSOE, que sigo considerando el mejor posible al inicio de la Legislatura, pero que se saldó finalmente, por lo pronto, con la decisión del señor Clavijo de expulsar a los consejeros del PSOE, y la mirada puesta ahora, y desde hace mucho tiempo, en los congresos pendientes en PP y PSOE. En La Laguna se divide, una vez más, el voto socialista a los presupuestos municipales, aprobados gracias al PP, y se retrasa la tan anunciada y posible moción de censura por esa misma división en el Grupo municipal, a la espera de que las cuatro Comisiones Gestoras se pongan de acuerdo y resuelvan, la local, insular, regional y federal, una situación, que yo recuerde, sin precedentes en el PSOE. Una moción de censura tan deseada por una parte de la ciudadanía y tan denostada por otra, como casi todas. Por cierto, el PSOE fue citado el viernes en el Juzgado por el conflicto interno.

Algo que resulta evidente es que las mociones de censura o se firman y ejecutan, o pierden valor, y de nada vale divulgarlas, filtrarlas o cacarearlas en las redes sociales y medios informativos, que se enteran absolutamente de todo, si no se materializan con la firma, registro y defensa y aprobación por el Pleno. Y si no, miren para el Ayuntamiento de Tacoronte, de donde se vienen recibiendo hace meses y meses noticias sobre una censura al alcalde, que finalmente aborta un concejal de Sí se puede al entregarse con desmedida pasión a los brazos muy abiertos de CC, aunque él afirme que no es un tránsfuga. De libro.

Por otro lado resulta curiosa la noticia reciente de que un cargo público del PSOE ha presentado la dimisión, concretamente el director general de Salud Pública, el médico Ricardo Redondas, sin esperar a su cese. Todo un ejemplo que le honra y por el que le felicito. Un mes en un cargo, tras el cese del consejero que le nombró, el doctor Jesús Morera, sabiendo que no iba a permanecer en él, no es plato de buen gusto. Y si bien es cierto que por lealtad institucional se puede permanecer un tiempo prudente hasta que el nuevo consejero designe a los sustitutos, a lo mejor resulta que lo coherente sería que los cargos de libre designación renunciaran tras el cese de los consejeros que los nombraron.

Y ahora, ¿qué? Por un lado, en principio, en la dirección federal del PSOE no se contempla un gobierno de Canarias junto al PP, lo que, efectivamente, no se atisba fácil en estos momentos, mientras otros dirigentes socialistas canarios sondean una moción de censura al señor Clavijo, y de hecho, Mario Jiménez, como portavoz de la Gestora Federal, comentó recientemente en Tenerife que el PSOE es sensible con la mayoría social de cambio que se siente en las Islas. Obviamente, respeto las reuniones, gestiones y decisiones que adopten quienes dirigen mi Partido, pero no veo ahora ofrecerle al PP el bastón de mando de la presidencia del Gobierno de Canarias. Tampoco veo, tras los modos en que fueron cesados nuestros consejeros, volver al Gobierno de la mano de CC. Por lo pronto parece aparcarse la moción de censura al señor Clavijo para cuando haya mejor tiempo.

Mientras tanto, la presunta corrupción que no cesa se salda con 17 años de inhabilitación para el exalcalde de Arona (CC), doce condenados en total, y pena de prisión para un político del PP. Suma y sigue.

*Militante del PSOE en la Agrupación de Santa Cruz de Tenerife

@JVGBethencourt

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