Se han publicado los últimos datos de la EPA sobre la situación laboral en España y por CC. AA. en el cuarto trimestre de 2016. Manifiestan estos datos la importancia y logros de la Reforma Laboral, propiciando avances en la flexibilidad y en la negociación de convenios de empresas, que redundan en más actividad económica, empleo y confianza mutua. Véase: http://www.datosmacro.com/paro-epa/. Al respecto, mi amigo José Hernández Cabrera, desde su óptica liberal, me indica escéptico: "El paro (involuntario) es un fenómeno institucional. Mises". "En el mercado no intervenido todo aquel que quiere trabajar lo consigue. Mises". Exacto, le respondí. Efectivamente, en el mercado no intervenido y competitivo. Pero entonces me pregunto: ¿las estadísticas del paro involuntario, EPA o del paro registrado son falsas? No lo son. ¿Nos quedamos en el imaginario mundo conceptual de referencia? ¿El perfectamente competitivo? Creo que tampoco es bueno. ¿Apelamos a su causa, la del paro, como algo que brota de un "fenómeno institucional"? Sí. Pero ¿sólo por la intervención pública? Expongo mi reflexión: esta intervención, a veces nociva, veo yo que puede ser no sólo pública: precios máximos efectivos, mínimos o "idem" con la defensa desde los Gobiernos de salarios mínimos efectivos (mayores al del equilibrio competitivo), impuestos sobre ventas, subvenciones...; pues advierto de que "la intervención" también puede ser privada. Así: 1) Bajo monopolio y oligopolios en los mercados de productos, hasta tanto duren las barreras de entrada de cualquier tipo o de estrategias patronales no competitivas..., la actividad económica merma, y con ella la contratación laboral respecto a la que se lograría bajo competencia y libre cambio. 2) También en los mercados de trabajo, los oferentes, los trabajadores ocupados y sus sindicatos tienen institucionalmente poder para decidir salarios superiores a los del equilibrio competitivo (que "blindan salarios a la baja" -rigidez a la baja, efecto trinquete-). Digamos que en la fotografía del mercado laboral nos salen como monopolios en los mercados de trabajo, muy interesados estos sindicatos y sus trabajadores, como es normal, por su objetivo reivindicativo salarial. Pero con la consiguiente reacción empresarial, que reduce contratación laboral respecto a la que se lograría bajo competencia y libre cambio. 3) Otra causa posible del paro involuntario viene por eventual crisis de demanda, que no se supera por rigidez de precios a la baja (otra lectura de lo mismo es: por la contumacia de mantener precios altos, sin vender; cosa ridícula, pienso). Si no se vendiera más, nadie (empresario) contrataría más trabajadores, con su dinero. ¡Claro que con el dinero que no es suyo muchos iluminados se apuntan al gasto espurio y despilfarrador de recursos! De esto en la gestión del sector público y en las tecnoestructuras del sector privado, vía excesivo endeudamiento, se ha pecado con frecuencia ¡Cuidado con todos estos comportamientos incendiarios! Pues queman la confianza. Insisto, efectivamente, hablando del paro involuntario, si no se vende más en los mercados de bienes y servicios los empresarios no contratarán más en los de trabajo. Ni aunque, en este caso, los salarios bajaran. En tal contexto, advierto, insisto, sólo en tal caso, la reivindicación salarial al alza por parte de los sindicatos resultaría plausible socialmente y particularmente... La salida de la crisis ha dejado atrás tal y tan desagradable contexto, y es momento favorable para los acuerdos reactivadores de la actividad económica, la productividad y el empleo.

La flexibilidad en los mercados es sin duda el mejor de los medios para reducir esta señal de despilfarro que es el paro; que estadísticamente en España, ya a finales de 2016, se cifra en la EPA en 4,2 millones de personas y se corresponde con un 18,6% de la población activa, cuando en 2012 se alcanzó el 28,6%. La reducción del paro en 2016 ha sido casi de medio millón de personas en el conjunto de España y en Canarias de 23.000 personas. Buena senda, sin duda por la mejora, alcanzándose una tasa de paro en las Islas del 24,9% cuando en 2012 llegábamos al 32,3%. Reducción nítida del paro, aunque alta tasa aún, que nos comunica la necesidad de avanzar mucho más en la flexibilización laboral y en las correctas líneas negociadoras que vinculan los salarios y las correspondientes productividades. No es cuestión de voluntarismos e imposiciones. Es cuestión de acuerdos, confianza y reconocimiento de la interdependencia mutua ¡Gracias, amigo Pepe! Estas tasas de paro estratosféricas nuestras cuando nos comparamos con nuestro entorno en la UE deberían ser inverosímiles. Véanse las tasas de paro de nuestro entorno (http://www.datosmacro.com/paro).

La flexibilidad es el camino, la rigidez no. Amigo, me animas siempre a reflexionar, a intentar entender y a explicarlo; ¡me encantaría que me subieran el sueldo!, pero si es a costa de más paro, mejor no, por favor, ¡no vayamos a quedar desempleados! Ojalá sigamos por la buena senda.

*Profesor titular de Fundamentos de Análisis Económico (ULL)