Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra.

Gabriel García Márquez

Cuando comenzó la crisis económica en el año 2007, y que por sus consecuencias se convirtió también en una durísima crisis social, inmediatamente se culpabilizó de la misma a los "malvados" empresarios de la construcción. De esta manera se acuñó de manera fácil, artificial e intencionada la expresión "burbuja inmobiliaria", para desprestigiar y culpabilizar a todo un digno sector económico, distrayendo la atención sobre los verdaderos incitadores y responsables de la peor crisis que hemos padecido en los dos últimos siglos, a saber, las entidades financieras y su ingeniería bancaria, ellos fueron verdaderamente los que provocaron la recesión, que se tenía que haber denominado desde un primer momento "burbuja financiera".

Como decía Friedrich Nietzsche: "Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado". Por eso, podemos recordar que el sector más castigado y que peor lo ha pasado en estos años ha sido precisamente la industria de la construcción, tanto si vemos la evolución del tejido empresarial, donde han desaparecido miles de empresas y las que han sobrevivido lo están haciendo con mucho esfuerzo, sacrificio y pundonor; como a nivel personal, porque el fuerte retroceso de la actividad económica que se produjo, y como consecuencia la secuela del aumento vertiginoso del paro, ha tenido unas repercusiones negativas no solo desde un punto de vista económico, que ya es primordial, sino principalmente vivencial y familiar. Trabajadores con mucha formación, académica, técnica y profesional que han estado muchos años sin ejercer ninguna actividad porque no han conseguido un puesto de trabajo, familias fracturadas y un deterioro general de la calidad de vida de la mayoría de la ciudadanía.

Estamos en un proceso de lenta recuperación, pero ya estable en el tiempo, por lo que podemos hablar de una estabilización de la construcción, y eso es siempre una buena noticia para todos, aunque algunos no compartan esta idea y se obstinen en negar la evidencia. Ya se nota que estamos de nuevo arrastrando como locomotora del tren de la economía a otros sectores económicos e incluso se está empezando a notar un moderado crecimiento del empleo directo y, sobre todo, del indirecto que engendramos. Todavía hay unos índices de desempleo importantes, pero estamos seguros de que, si seguimos con la tendencia actual, la progresión de generación de empleo será paralela al aumento de la actividad productiva de la industria de la construcción. Eso significa, por un lado, esperanza en el porvenir para muchas personas y, por otro lado, particularmente para las pymes, autónomos y, en general, para las empresas, optimismo.

Ahora tenemos un reto importante, y es que necesariamente hay que cambiar el paradigma de la actividad constructiva; no podemos caer de nuevo en viejos errores que han dañado la credibilidad de nuestro sector y muchas veces con razón. Tenemos principalmente que rehabilitar, reformar, modernizar, regenerar y mantener. Es decir, hay que "construir sobre lo construido" para dar una mejor calidad de vida a los vecinos, una mayor seguridad y también un aumento patrimonial de sus inmuebles. Hay que insistir porque es vital, en la conservación de nuestro patrimonio histórico, que es referencia para las próximas generaciones.

Ahí está el presente y futuro de nuestra actividad. Junto a la ejecución de aquellas obras de infraestructuras, viarias, sanitarias, educacionales, municipales, hidráulicas, etc., que son necesarias, porque un factor primordial para el desarrollo de la actividad económica es el establecimiento del mejor nivel de infraestructuras y equipamiento social posible. Todos los territorios que en la actualidad gozan de un alto nivel de progreso disponen de una eficiente dotación en infraestructuras. No se trata de llenar las Islas de asfalto y de cemento, solo lo necesario para asegurar el progreso de nuestra tierra y un futuro estable para nuestros hijos y nietos. En resumen, se trata de llenar nuestras islas de vida.

*Presidente de FEPECO