Las llamadas guerras periféricas suman ya tantas víctimas como cualquier conflicto de carácter mundial. Una de estas guerras crueles que se mantiene en el tiempo y parece no concluir es la que tiene lugar en territorio sirio.

La guerra civil entre grupos afines al régimen de Bashar-al-Asad y los opositores que surgieron como consecuencia de la Primavera Árabe se ha mantenido en el tiempo por el escudo humano y de armamento protector desplegado por Rusia, que ha motivado que la represalia siria vaya más allá de cualquier derecho protector de la dignidad humana, allí pisoteada y vilipendiada.

Una página más del horror allí vivido es la que informa de los ahorcamientos extrajudiciales, que se han desmandado en la cárcel de Saidnaya, donde más de 13.000 personas, la mayoría civiles, se cree que hayan perdido la vida por este método, simplemente por ser opositores al régimen sirio.

Este informe titulado "El matadero humano: ahorcamientos masivos y exterminios en la cárcel de Saidnaya" revela que, entre 2011 y 2015, grupos de unas 50 personas eran ahorcados por tandas una o dos veces por semana en mitad de la noche y en secreto; así como la instauración de torturas destinadas a provocar exterminio entre los confinados, con privación de comidas, agua y medicinas hasta que sus soportes biológicos llegaran a la extenuación y a la muerte.

Todo esto viene a reafirmar que la tiranía, que es tan vieja como el mundo y está instalada en la condición humana imitando al más fiero de los salvajes, no se termina, fabricando con ello un espacio para el asombro, donde hay millones de personas que no entienden nada de nada.

No entendemos cómo a los gobiernos que detentan el poder en el mundo no se les cae la cara de vergüenza y no les llega un momento de mediana lucidez humanitaria para detener de una vez el horror de esta guerra, que lleva un sinfín de años machacando a la población civil, con miles y miles de refugiados que malviven en campamentos fuera de su tierra.

No se puede entender cómo presumimos de que el planeta camina hacia el progreso llamado "globalizado" mientras paralelamente se les da la espalda a aquellos que soportan vejaciones y torturas por mandatarios exterminadores que consideran a los humanos como si fueran alimañas que hay que aplastar con cualquier método, cada cual más reprobable: desde bidones incendiarios de gasolina que los aviones lanzan sobre la población civil hasta estas prácticas de ahorcamiento silente aplaudido por los intereses en pro del "equilibrio mundial".

De ahí que la ONU debe en sus más inmediatas conversaciones de paz tomar cartas en este asunto y no hacer caso omiso de estos hallazgos vergonzantes para la historia de la humanidad, que la tiñen con trazos de tinta negra.