Canarias cerró el ejercicio 2016 con casi 15 millones de turistas. Nos encontramos en un momento especialmente transcendental para el presente y el futuro de nuestras islas. Conscientes de la inestabilidad política de otros países, de las bondades que ofrece el destino y los extraordinarios datos que ofreció 2016 y las perspectivas del presente año, debemos interpretar que estamos ante la oportunidad de impulsar la principal actividad económica de Canarias.

El transcurso del tiempo debe ser gestionado por los destinos desde la exigencia permanente en ofrecer un espacio atractivo y competitivo respecto a otros destinos. De esta manera, Canarias debe adoptar un posición de mayor fortaleza desde la gestión pública por generar las condiciones para que nuestras islas alcancen el nivel de excelencia ante un nuevo escenario extremadamente exigente que tiene que ver con el cliente y el modelo.

Canarias, junto a Murcia, Valencia y Cataluña, podría sufrir una contracción de entre un 0,4 y un 0,6 por ciento en su economía como consecuencia del "brexit" y las previsiones de Estados Unidos bajo la presidencia de Trump, según publicó recientemente Hosteltur en base al estudio realizado por BBVA Research.

No podemos ni debemos hablar de turismo exclusivamente en clave de áreas o zonas turísticas; el concepto es global y es evidente que Canarias cuenta con notables activos: clima, recursos naturales, oferta alojativa, cultural y una extensa relación de atractivos que hacen de nuestras islas un destino líder en el contexto nacional e internacional. De igual manera, identificamos en nuestro territorio destinos locales emergentes, municipios que se encuentran en un ámbito de excelencia en el destino, otros municipios maduros que presentan síntomas de agotamiento y, definitivamente, municipios que, de manera urgente, requieren de un esfuerzo inversor público y privado. De esta manera, inyectar los recursos económicos necesarios para ofrecer las mejores carreteras, los mejores servicios e imagen de los puertos y aeropuertos, puerta de entrada y salida de los turistas, debe ser una prioridad para las administraciones competentes. Ya desde el ámbito empresarial no se demanda mejor fiscalidad y sí más inversión en el espacio público.

En este sentido, nos encontramos obligados a reinventar todo lo relacionado con la renovación, en materia de financiación de proyectos y también de los nuevos modelos que deben determinar una gestión empresarial exitosa.

Ante este paradigma y dada la heterogeneidad del destino Canarias, parece evidente que ahora más que nunca y en un escenario favorable como el actual, la coordinación de las administraciones públicas, no solamente en el esfuerzo inversor, sino también en la planificación urbanística, requiere un extraordinario compromiso. Lejos debe quedar la dispersión en materia de promoción o el localismo como criterio exclusivo de inversión pública, sin obviar la importancia de articular una clara estrategia, eficaz y eficiente en el ámbito educativo y formativo orientada al sector, capaz de atender la oferta y demanda del mercado laboral en Canarias.

En definitiva, es imprescindible la revisión de las herramientas creadas para potenciar los destinos, y que no terminan de demostrar la operatividad y agilidad necesaria para una comunidad autónoma que demanda un criterio claro que marque la pauta de un desarrollo equilibrado pero que, a la par, facilite la modernización y la inversión.

*Diputado del PSOE por Tenerife en el Parlamento de Canarias