En Canarias existen mafias dedicadas a forrarse de pasta mientras asesinan perros en las más macabras y sangrientas peleas. Los psicópatas que integran estas redes disfrutan con la muerte de los animales en las más lúgubres fincas, en los espacios más aislados. Como si no tuvieran alma, se dedican a observar cómo los animales son desgarrados hasta la muerte mientras se comen unas chuletas, mientras se echan un cubata o mientras se fuman un cigarrito. Y todo ha funcionado con una normalidad aterradora para ellos hasta el día de hoy, mientras parte de la sociedad hacía oídos sordos ante este flagrante delito.

Ante la inacción de los políticos y las fuerzas del orden que nos circundan, veintiuna personas han sido detenidas tras una operación dirigida por el Cuerpo Nacional de Policía desde Madrid. Eran maltratadores, homicidas. Mientras aquí los que tenían las competencias para evitarlo siguen en la luna de Valencia, gran parte de una red que operaba torturando perros para ganar dinero está esperando la decisión de un juez y bajo secreto de sumario. Los perros de caza malnutridos y abandonados en los barrancos parece que servían de esparrin a las razas más salvajes, que se batían luego en estos terribles duelos. Hoy existe todo un sórdido espectáculo al descubierto que avergüenza a una importante masa de la sociedad que exige, además de poner freno a esta locura, un posicionamiento firme de sus políticos. Y lo exige alto, claro y ¡ya!

@JC_Alberto