He tenido la ocasión en Casa Mesa de Burgos de Madrid de hablar recientemente de este tema. Con brevedad; no la que no me pedía el auditorio, completo el aforo. Simplemente, para mí, como autor de múltiples libros al respecto y como miembro de honor de la Agrupaciones de la Milicia Universitaria (MU) de Barcelona, Aragón, Tenerife y Madrid, era un acto de recuerdo y homenaje. Algo vivo que me hacía recordar el sentido de una conversación con el Papa Benedicto XVI, sobre el Ejército. Él, soldado, en una compañía antiaérea y nosotros, alférez de la MU.

Las palabras pontificias, más adelante, están recogidas en el opúsculo "Verdad, valores, poder", en un cuadernillo de Rialp, cuarta edición. Efectivamente, eran y son piedras de toque de la sociedad pluralista, en la que encaja lo castrense. Pues, anticipadamente, el mentor de la MU española, en su libro-manual "La Milicia Universitaria. Normas y consejos", el coronel Alvarez Serrano, ya destacaba pensamientos generales de 1942-44: la maquinaria guerrera pasa de guerra de Ejército a guerra total; toda la población de la nación en lucha se convierte en beligerante; por ello, el ejército del futuro está necesitado de adiestrarse en la verdad, los valores y los poderes.

Fue decisiva la II Guerra Mundial, recién acabada la nuestra en 1939. La Oficialidad había sido "provisional"; sin embargo, para hacer frente a la propuesta personal de Franco a Hitler, en Hendaya, el entonces Caudillo acudió al mismo procedimiento de Hitler ante la citada guerra: forzar al soldado con las actitudes y aptitudes de oficial. Ortega y Gasset, más tarde, supo analizar y diferenciar al soldado, del guerrero y del militar. Y llegó a escribir: "la fuerza de avanzar no es la fuerza bruta sino espiritual. El honor de un pueblo está inculcado al de su ejército".

Esa filosofía y praxis fue extendida por los universitarios españoles: 200.000 alféreces, más de 7.000 de la MU aérea, y 8.000 de la Marina. No importaron los veranos de los seis meses de prácticas. Cumplieron funciones bélicas de primera magnitud los maquis, la División Azul, la guerra en el Norte de África. Fue bajo la presidencia de Aznar, con el mando del ministro Trillo, cuando se suspende el servicio militar obligatorio.

Ante el terrorismo islamista, los ejércitos no aciertan a encontrar su motivo especial. Sólo lo están consiguiendo Suiza y Noruega. En España, distintas voces (García Escudero, Muñoz Grandes) han hablado de la rehabilitación, con ese u otro nombre, de grupos para educar al ciudadano para formar al militar: educación castrense para ser libres.

*General Consejero

Togado del Aire