La sanidad canaria volvió a ser objeto de debate parlamentario esta semana. Primero, por ser la materia elegida por la ahora presidenta del Grupo Parlamentario Socialista, Patricia Hernández, en su pregunta al jefe del Ejecutivo, Fernando Clavijo. No con el fin de buscar cómo resolver, por ejemplo, las largas listas de espera, sino de acusar, al hasta hace pocos meses compañero en las labores de gobierno, de mentir y priorizar la sanidad concertada. También fue la disciplina que dio pie a que Coalición Canaria se quedara en minoría en la Cámara autonómica, al no apoyar una batería de medidas dirigida, entre otras cuestiones, a -ese es al menos su enunciado- reducir las listas de espera y evitar la masificación de las Urgencias. Un plan que, en determinados puntos, todo sea dicho, será "inviable", pues no va acompañado de los recursos suficientes, y que genera "falsas expectativas", como bien se encargó de advertir algún diputado. De lo cual se deduce que la iniciativa presentada por Nueva Canarias no tenía el propósito de mejorar la asistencia sanitaria que se presta en el Archipiélago, sino de evidenciar la situación de debilidad en la que se encuentra ahora el Ejecutivo de CC. Quizás si en ambos casos -pregunta y moción-, en lugar de andar a la caza del rédito político, se aspirara a lograr una solución a los males que en estos momentos aquejan a este servicio, los canarios se mostrarían más satisfechos de sus representantes en el Parlamento canario. Observando lo que ha ocurrido esta semana en determinados centros sanitarios, donde las camillas con enfermos se volvían a agolpar en los pasillos de Urgencias, la política de espectáculo sobra. Por todo ello, deberían dejar sus juegos florales para otros asuntos y aunar esfuerzos para localizar y aplicar las soluciones que precisa una de las principales patas del Estado de Bienestar.

Preocupan, y hace bien el presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (Fepeco) de Santa Cruz de Tenerife, Óscar Izquierdo, en advertirlo, los obstáculos que se están encontrando a la hora de ejecutar determinadas obras en Tenerife. Por un lado, faltan áridos, y, por otro, el conflicto de los estibadores está provocando que la llegada del material para la construcción se retrase hasta tres meses. Una vez mostrada su inquietud, Izquierdo también ha planteado algunos remedios que las autoridades públicas deberán analizar y, en su caso, adoptar. Uno de ellos, el desmonte de la zona que ocuparía una futura segunda pista del aeropuerto Tenerife Sur, lo que permitiría ejecutar el cierre del Anillo Insular y otras infraestructuras. Ahora solo queda que este aviso no caiga en saco roto y que se tomen decisiones.

Hablando de obras, cabe llamar la atención sobre la que se tiene que ejecutar en la vieja piscina del Puerto de la Cruz, pues hay que evitar que se dilate en el tiempo, tal y como ha ocurrido con otras actuaciones. Sin ir más lejos, la del hospital del Sur de Tenerife, cuyo retraso calificaba de "intolerable" estos días el alcalde de Arona, José Julián Mena. No le falta razón, porque lo ocurrido con este complejo no tiene nombre.