El colectivo de estibadores del Estado español somos un ejemplo a seguir. Pese a la intensa corriente de noticias, comentarios y medias verdades que se han hecho de dominio público de manera interesada en las últimas semanas, lo cierto es que nuestro entramado laboral se sostiene desde hace tiempo en base a normas claras y consensuadas que no sólo aportan unos mínimos de garantías y condiciones de trabajo dignas (aspectos por los que deberían luchar todos los colectivos laborales), sino que además han redundado de manera muy positiva en la productividad de nuestros puertos.

Lo primero que hay que dejar claro es que nosotros, los estibadores, no cobramos del Estado ni de ninguna institución pública. Sí es cierto que realizamos una función que repercute en la comunidad, pero nuestros honorarios proceden de empresas privadas, con el consecuente marco de actuación pactado entre ambas partes.

Los estibadores trabajamos en base a un sistema de retribución condicionado en su mayor parte a la productividad: es decir, aunque contamos con un mínimo garantizado, nuestro sueldo depende en gran medida del trabajo que se genere en los puertos, por lo que si la actividad disminuye, nuestra retribución también lo hace. Y si la actividad aumenta, a la vez que aumentan los beneficios de las empresas, nuestro sueldo también lo hace. Es un modelo eficiente en el que la lógica búsqueda de beneficios por parte de sector industrial no se desliga de los mínimos de calidad de empleo con los que todo trabajador debería contar. Es un modelo que funciona, que hace eficiente al sector y que no deja al trabajador en manos de los intereses más fríos del liberalismo.

La traducción de este modelo de trabajo, que ahora se cuestiona de manera interesada, es clara: recuperación paulatina de tráficos después de una profunda crisis internacional e inversión tanto pública como privada en nuestros puertos. Hoy en día, las instalaciones portuarias españolas son de las más eficientes de la zona europea. Y hay datos claros que lo certifican, como es el hecho de que el conjunto del sistema portuario español haya registrado un beneficio neto de 217 millones de euros en 2016, lo que supone un incremento del 8% respecto al 2015. Hablemos de productividad, racional y humana, para todos.

*Miembro del comité de empresa de los estibadores de Santa Cruz de Tenerife