Me ha llamado la atención el concepto de "bionacionalismo", que se ha preconizado para atender el futuro inmediato de Canarias. Unir la biología con el nacionalismo con la intención de que la existencia de los que viven en un territorio se desarrolle y se optimice no es nada fuera de contexto. Pero se me hace cuesta arriba la concatenación entre biología y nacionalismo, ya que entiendo que son conceptos distintos y cada uno tiene su marco referencial y definitorio.

Todo aquello que acarree beneficios al ser humano y que se favorezcan políticas adecuadas para que viva sin dificultades me parece perfecto, pero lo que vaya encaminado hacia la defensa de un territorio y afianzado por la voluntad mayoritaria de los que en este viven es otra cuestión que se aleja de la biología.

Sabemos lo que se entiende por biología, ya que hay tratados que estudian la vida desde un amplio rango de escalas. Pero lo que me preocupa es si tenemos claro qué entendemos por nación. Y en este caso por "nación canaria".

Seguro que lo entendemos, porque teóricos del nacionalismo desde Gellner, Keating, Sebrely, Hobsbawm, llegan a la conclusión de que nación es "un grupo humano consciente de formar una comunidad que comparte una cultura común, se siente ligado a un territorio concreto, tiene un pasado común y un proyecto para futuro y, sobre todo, reivindica el derecho a su autodeterminación".

¿Tenemos claro los nacionalistas canarios esta cuestión primordial y fundamental? Hay muchos contranacionalistas que ni creen en la nación canaria, que vituperan y desdeñan poniendo todas sus armas dialécticas para ir en su contra. Pero ¿los nacionalistas canarios hemos abierto este debate sin cortapisas, sin timidez y con valentía? La respuesta es "no".

Si no sabemos qué hacer con Canarias y solo atinamos a desarrollar parámetros referenciales a los escenarios de la biología y dejamos atrás los políticos, pero con mayúscula, nos alejaremos de lo que nos puede y debe definir: Canarias como nación.

Y ahí estriba la cuestión. Cuestión dormida a la que no se acaba de meter el diente ideológico en los debates de una enjundia nacionalista hasta ahora ausente que nos defina el futuro de Canarias. Un futuro que vaya más allá de un estatuto, de los muchos convenios que se podrán firmar con el Estado, con la implantación más fuerte en las regiones ultraperiféricas y un sinfín de cuestiones que bordean pero que no van al centro de la diana.

Debate ausente y que continuará si seguimos abundando en biologismos y nos apartamos del núcleo central, cual es si queremos que Canarias sea una nación con todos los atributos que ello conforma. Seguir en divagaciones estériles sin aterrizar en el campo de una ideología nacionalista consecuente es perder la identidad del nacionalismo, y lo peor, perder votos.