Una expedición científica angloespañola, formada por dos buques de investigación británicos y una falúa con tres becarios de las universidades canarias, ha encontrado un yacimiento de inteligencia -una extraña materia de propiedades asombrosas- en unas montañas submarinas situadas a quinientos kilómetros del Archipiélago, a unas profundidades que oscilan aproximadamente entre uno y cien mil kilómetros.

La noticia aún no se ha difundido debido al rigor científico que acompaña estos descubrimientos y al hecho de que aún se trabaja en la determinación del porcentaje de inteligencia que se encuentra acumulado en los sedimentos marinos situados en la corteza de estas viejas montañas submarinas. ¿Restos de la Atlántida perdida? Aún es pronto para determinarlo porque en los materiales analizados se han encontrado trazas genéticas que podrían emparentar los restos con una línea ancestral de antecesores de Casimiro Curbelo y Tomás Padrón.

Para los científicos británicos estas pruebas no son concluyentes, ya que, al parecer, resulta científicamente improbable que las vetas de inteligencia encontradas en los fondos marinos tengan ninguna relación con Canarias "por motivos obvios". En todo caso, el Parlamento regional, siempre atento a estas cosas, pretende aprobar una iniciativa para reclamar a Madrid las garantías medioambientales necesarias que impidan, caso de una explotación futura, afecciones irreparables a Canarias.

La inteligencia es un material que se aplica a casi todas las líneas de producción de bienes y servicios de la economía moderna, difícil de encontrar en altas concentraciones y muy escaso en la mayoría de los territorios, especialmente en las Islas Canarias. Su explotación, además, es complicada. Según los expertos, aunque el hallazgo de inteligencia en altas concentraciones sea cierto, su posible aprovechamiento futuro puede ser muy complicado, ya que se encuentra a unas profundidades donde resulta difícil llegar con un par de aletas, gafas y tubo, hecho comprobado tras varias voluntariosas pero fracasadas inmersiones de uno de los becarios canarios.

Los grupos de la oposición han solicitado, de forma inmediata, la creación de una comisión especial, con comparecencia de expertos, para debatir los peligros que podrían suponer para nuestras Islas una actividad extractiva situada en el ámbito de la zona económica exclusiva del Archipiélago, que se quiere extender desde el faro de Orchilla hasta las aguas territoriales de Cuba, de forma que cualquier posible otro descubrimiento de cualquier material valioso pueda ser reclamado por las Islas.

El Gobierno canario tampoco es insensible al fenómeno y considera urgente adoptar medidas preventivas en esta materia. Aunque la inteligencia es un bien escaso, su poder contaminante es muy alto; sólo superado en el universo conocido por el de la estupidez. La explotación de este nuevo hallazgo, en función de las corrientes oceánicas, podría producir la dispersión de material residual de inteligencia y existe la pavorosa posibilidad de que pudiera llegar hasta las costas de Canarias, con la consiguiente afección en la actividad política, empresarial, sindical y social de las Islas. Los daños en nuestro modo de vida serían incalculables e irreparables, con lo que toda precaución que se tome es poca. Menos mal que estamos en buenas manos.