Será cosa de la edad, pero soy más partidario de los granos de arena que de las montañas. Quiero decir que los grandes proyectos son importantes, sin duda, pero que nuestra vida está hecha de pequeños logros, de cosas sencillas que se van sumando unas a otras hasta conseguir algo realmente grande, suma de cada uno de los pasos que hemos dado.

Dice una frase que la vida es eso que pasa mientras estás pensando lo que vas a hacer. Y en ocasiones ocurre que hay gente con muy buena voluntad que plantea levantar pirámides cuando sólo hace falta poner un bloque. El mundo no sería lo que es si los soñadores no idearan y lucharan por los grandes logros. Pero el mundo es lo que es por la gente que se levanta todos los días, que no se plantea hacer cosas extraordinarias sino sencillamente su trabajo y además hacerlo bien y con cariño. Que da un paso y luego otro y luego otro, con esfuerzo y determinación.

Nos pasamos mucho tiempo hablando del problema del paro, que afecta en nuestras islas a un cuarto de millón de personas. Es lo normal, porque la cifra de personas que no pueden encontrar trabajo es escalofriante. Ha descendido, pero sigue siendo nuestro mayor problema. Porque detrás de cada uno de esos parados hay una vida incompleta, una vida a la que le falta el derecho de cada uno de nosotros a ganarnos el pan, a desarrollarnos profesionalmente, a establecernos en la seguridad de que podemos obtener con el fruto de nuestro propio esfuerzo aquello que necesitamos o que los nuestros necesitan.

El drama del paro afecta a todos. A jóvenes que prefirieron abandonar los estudios en la etapa de bonanza y que ahora sin formación no encuentran oportunidades. A jóvenes que terminaron sus estudios y no logran acceder a un mercado de trabajo en el que se prefiere gente con algo de experiencia. A personas de más edad que perdieron su trabajo y que ya no encuentran posibilidad de regresar al mercado laboral. A mujeres que, pese a la lucha incansable que desarrollan muchos colectivos, siguen padeciendo dificultades especiales para poder acceder en igualdad de condiciones al mundo laboral. A las personas con discapacidad que, pese a que aportan un valor incalculable en los colectivos en que se insertan, no tienen tampoco las mismas oportunidades.

Frente a eso se ha articulado un enorme despliegue de recursos y esfuerzos de todas las administraciones públicas, desde la central a los ayuntamientos. Hay políticas activas de empleo, cursos de formación o recualificación profesional, programas de inserción laboral y empleo social... Millones de euros son invertidos cada año en esta lucha titánica contra uno de los peores males de nuestra sociedad.

En el Cabildo de Tenerife nos apuntamos a un programa muy sencillo. Una actuación que ni es grandiosa ni lo pretende. Nos apuntamos a dar un paso detrás de otro. A mirar el paro como si tuviera -como tiene- rostro, nombre y apellido. Nos acercamos al combate contra el desempleo intentando conseguir cada día una victoria concreta que no sólo suponga ayudar por unos pocos meses a un trabajador parado (al que se contrata para dejar luego en la calle otra vez), sino que intenta rescatar uno a uno a todos los náufragos laborales que hay en nuestra isla. Sacarlos del ciclo de las ayudas sociales e insertarlos en el mundo para sentirse útiles.

Barrios por el Empleo es un proyecto que se ejecuta por una red formada por Cáritas Diocesana de Tenerife, Cruz Roja Española, Fundación Proyecto Don Bosco, la Fundación General de la Universidad de La Laguna y el Cabildo Insular de Tenerife. Se financia con fondos de la corporación insular y a partir de este año también con los recursos del Fondo de Desarrollo de Canarias (FDCAN).

En Barrios por el Empleo el Cabildo ha buscado acercarse a la realidad. Pegarse al terreno allí donde se conoce el problema del paro a través de quienes lo padecen. Organizaciones del tercer sector y empresas. Las primeras son las que están en contacto con las familias que padecen el desempleo de todos sus miembros, con las personas que necesitan insertarse en el trabajo, mientras que las empresas son las que pueden aportar soluciones con la creación de empleo. A través de Barrios por el Empleo conocemos, también, las necesidades de trabajo del entorno más inmediato del municipio, las empresas que van a necesitar nuevos trabajadores, las que se pueden implantar, las que van a abrir sus puertas.

Hemos descendido hasta la primera línea del frente de batalla para trabajar casi caso a caso, con un acercamiento extraordinario a la realidad de las personas en paro a las que se proporciona orientación, formación, intermediación en la búsqueda de un puesto de trabajo o prácticas laborales en las empresas. Barrios por el empleo ha conseguido de esta forma que cuatro de cada diez personas que han entrado en esta iniciativa hayan conseguido un puesto de trabajo estable.

Hemos convertido poco a poco este proyecto en algo sólido y tangible. En algo que merece la pena. Es una atención personalizada a los desempleados que nació como un experimento pionero en La Laguna, con el impulso inicial de su Ayuntamiento, de los vecinos del barrio de La Candelaria y de la Fundación de la ULL, y se ha convertido en una maravillosa realidad gracias al esfuerzo conjunto de Cruz Roja, Cáritas y Don Bosco coordinados por Fifede. Los Reyes de España quisieron conocer este proyecto pionero, en su visita a nuestra Isla. Y se acercaron al Cabildo para que se lo explicáramos. Su visita ha sido un honor, un aldabonazo, un estímulo y un premio que recompensa a todos los que hemos luchado por este proyecto. Y demuestra la sensibilidad de nuestros Reyes no sólo por los grandes asuntos de España, sino por esas pequeñas cosas que son tan enormes cuando lo que se consigue es arreglar la vida de una persona que se integra de nuevo en una vida productiva, que se reencuentra con la sensación de ser útil para la sociedad y que se desarrolla como profesional.

Gracias, Cáritas; gracias, Cruz Roja; gracias, Proyecto Don Bosco; gracias, Universidad de La Laguna; gracias, Fifede.

*Presidente del Cabildo de Tenerife