Para algunos, Podemos ha cometido un error al desmarcarse del apoyo unánime a la parte económica de la ley del REF de Canarias, que es aquella en la que se contempla la mayoría de las medidas destinadas a compensar la lejanía y la insularidad de Canarias. No les falta razón. No se entiende que un partido político canario se ponga de perfil a la hora de apoyar lo que constituyen los restos del acervo histórico de las Islas.

Tal vez en Podemos se hayan hecho un lío confundiendo lo que son las medidas fiscales con las compensaciones al hecho insular. Desde hace años hay voces que claman en el desierto diciendo que resulta muy difícil de entender por qué en las Islas se dejan exentas de tributar las rentas de las empresas pero no las de los trabajadores. En su día se planteó la posibilidad de pedir que los canarios, como ocurre con los ciudadanos de Ceuta y Melilla, tuvieran una reducción del 50% en la cuota del impuesto sobre la renta, como un chute que iría directamente a los bolsillos de los habitantes de la ultraperiferia. El PP lo llegó a incluir en su programa electoral, pero después de ganar unas elecciones (con Aznar) sufrieron una vergonzosa amnesia y lo olvidaron completamente.

La primera Ley del Régimen Económico y Fiscal de Canarias, aprobada en 1972, en pleno franquismo, se interpretó por algunos economistas canarios, como Antonio Carballo Cotanda, como la liquidación de los fueros de las Islas. Y en efecto lo era. En vez de mantener el sistema de puertos francos -exenciones fiscales y aduaneras tradicionales desde mediados del siglo XIX-, el régimen sólo accedió a restituirnos un sistema que recortaba las libertades comerciales en las Islas. Tiempo después, con nuestra integración en la Unión Europea, los canarios le dimos otro enorme recorte a esos fueros históricos, que quedaron circunscritos a una serie de ayudas estatales o europeas destinadas a compensar el hecho insular.

Que Podemos en Canarias diga que el REF sólo ha servido para enriquecer a algunas empresas de las Islas no es verdad. El impacto del régimen económico y fiscal ha sido muchísimo mayor y afecta a toda la sociedad y a todos los niveles de nuestra economía. Pero sí es cierto que determinados instrumentos, como la Reserva de Inversiones o algunas subvenciones europeas, no han repercutido completamente en los ciudadanos y se han convertido en plusvalías empresariales. Dicho sea de paso, la exención de beneficios fiscales que se reinvierten (la RIC) no es una herramienta exclusiva que se aplique en las Islas, sino que se ha implantado en muchas otras comunidades autónomas, como el País Vasco.

Para un país que vive de la venta de servicios turísticos y de las subvenciones, renunciar a una de esas dos patas es un suicidio. Es muy discutible que el actual REF sea el mejor posible (de hecho no lo es y muchos lo pensamos), pero ponerse de perfil en la demanda de compensar a un territorio lejano y ultraperiférico como Canarias resulta algo muy feo.