Durante muchos años, primero como compañero y después como mando de esta Policía Local, he tenido la oportunidad de convivir y trabajar con la mayoría de los agentes jubilados que han sido reconocidos por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Por eso puedo dirigirme a ellos, mis compañeros, mirándoles a la cara y reconociendo a personas que, más allá de policías, se han convertido en amigos con los que he compartido miles de horas de trabajo y patrullajes, pero también buenas y malas experiencias, porque ejercer como policía local nos permite ver todas las caras de esta sociedad. Aun así considero que, en términos generales, resulta muy gratificante y todo un honor servir a esta ciudad.

Hoy, a este lado de la historia reciente de la Policía Local y tras casi 38 años de servicio, quiero rendir mi homenaje y agradecerles su entrega, sus desvelos y esfuerzos porque han servido para construir esta ciudad. Los que ya peinamos canas en esta Policía sabemos y valoramos lo que ha costado llegar aquí; sabemos lo que supone contrarrestar la falta de medios de entonces con dedicación, profesionalidad y dignidad. Ejercer la labor policial nunca es una tarea sencilla; ponerse este uniforme y salir a nuestras calles cada día, sin saber lo que nos espera esa jornada, es algo para lo que hay que estar preparado y poca gente entiende.

Hay un concepto que la mayoría de los que integramos este cuerpo tenemos muy presente, y ese no es otro que un policía local no deja de serlo porque se jubile. Lógicamente deja de madrugar para personarse en el pase de lista; ya no acumula noches enteras en vela patrullando por las calles; ni toma el pulso a la frenética actividad de una ciudad como Santa Cruz... Sin embargo, siguen teniendo la mirada del policía cercano que conoce las historias de cada esquina del municipio; del funcionamiento del tráfico; con el callejero completo en la memoria y miles de anécdotas recogidas en los servicios que protagonizaron.

Como se suele decir, su hoja de servicios a esta ciudad está completa, pero también debemos reconocer que estamos en deuda con muchos de ustedes, auténticos pioneros en especialidades policiales que se abrieron camino hace años por su empeño y dedicación. El legado de nuestros veteranos es, con total seguridad, un tesoro que quizás deberíamos cuidar con más mimo. Hoy que salen a las calles de Santa Cruz nuevos policías, seguramente con mayor formación que la de entonces, convendría que pensáramos en cómo refrescar aquellos recuerdos y aquella manera cercana de tratar al ciudadano que algunos han olvidado. Ese debería ser el objetivo que entre todos deberíamos seguir persiguiendo.

Gracias por todo, compañeros.

*Subcomisario y jefe en funciones de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife