El compromiso adquirido esta semana por el presidente del Gobierno de Canarias, de abaratar el acceso a los estudios universitarios, es quizás una de las noticias más importantes generadas en lo que va de año por el Ejecutivo de Fernando Clavijo. Sin embargo, podría pasar casi desapercibida u oculta tras el ruido que provocan los titulares de otras informaciones, sin duda menos importantes, pero con mucho más brillo. No deja de ser una paradoja, teniendo en cuenta que el gran problema que ahora padece este Archipiélago es la alta tasa de paro y que una de las fórmulas a aplicar -no la única-, para reducir el desempleo, es incrementar la formación de los demandantes de trabajo. Ya en el último debate sobre el estado de la nacionalidad, Clavijo había anunciado su intención de rebajar las tasas universitarias, medida que el pasado jueves ratificó, junto a la consejera de Educación y el director general de Universidades, a representantes de los dos centros canarios de educación superior. El objetivo es que en el plazo de tres años los precios públicos de las matrículas sean los más baratos de España, al reducirse en torno a un 8% en los grados y un 15% en los másteres. Esta medida, que debe acercar a más gente a los estudios universitarios, debe ir acompañada de una adaptación de la oferta docente que ahora mismo hay en las Islas a las necesidades del mercado laboral y a las transformaciones que están registrando las empresas, por ejemplo, en todo lo que tiene que ver con el mundo digital. El abanico de posibilidades es muy amplio, su evolución continúa y no hay tiempo que perder, pues está en juego el futuro de los canarios.

La sentencia sobre el denominado caso de Las Teresitas, lejos de apaciguar los ánimos en el ámbito de la política, una vez que la justicia ha hecho su trabajo y se conoce el nombre de los responsables, ha vuelto a contaminar incluso los debates que se llevan a cabo en el Parlamento de Canarias. Llama la atención que la líder de la oposición, hasta hace unos seis meses vicepresidenta del Gobierno autónomo, se enfrasque en una discusión con el jefe del Ejecutivo por este motivo y no utilice el tiempo de sus interpelaciones para cuestiones de mayor interés para buena parte de los canarios. Sin ir más lejos, ¿qué está haciendo ahora mismo Fernando Clavijo para que los salarios de los trabajadores de este Archipiélago sean los más bajos de España, después de los de los extremeños? Pero no, a Patricia Hernández parece que le importan más los fuegos artificiales. Algo parecido acontece en el Ayuntamiento de Santa Cruz, donde en lugar de buscar una solución a esta parte del litoral de la capital tinerfeña, para que sus habitantes y quienes la visitan puedan disfrutar de una playa con unos servicios adecuados, hay más interés en hurgar en la herida que ha provocado una sentencia bastante contundente, a juicio de muchos de los juristas. ¿No sería más conveniente poner un poco de cordura y dedicar los esfuerzos, tanto del grupo de gobierno como de la oposición, a recuperar el dinero perdido para que esta ciudad pueda contar de una vez por todas con el lugar de esparcimiento y de ocio que se merece? ¿Cuántos años más tendrán que pasar para que se haga realidad la playa de Las Teresitas que los chicharreros demandan?