Al igual que en el Reino Unido con el famoso "brexit" (acrónimo de las palabras inglesas "Britain" y "exit"), que no fue más que una meta política perseguida por determinados partidos políticos afanados en que su país abandonara la Unión Europea, en España tenemos algo que yo denomino "trexit" (acrónimo de "trade" y "exit"), y que también parece tratarse de una meta política promovida por determinados partidos que buscan la destrucción del comercio local y la integración de un modelo comercial caótico e insostenible, como son las grandes superficies y/o centros comerciales.

Este nuevo modelo comercial destruye casi el doble de empleos fijos de los que crea, provoca una paulatina desertización de los centros urbanos e incrementa la utilización de vehículos privados, provocando más atascos y mucha más contaminación ambiental. Su política tiende a uniformizar el mercado, produciendo desarraigo y desculturización, la pérdida de trato humano y personalizado, crea unos puestos de trabajo con turnos más largos, salarios injustos y deterioro de los derechos laborales. Del mismo modo, participan de forma activa en la reordenación especulativa del territorio, comprometiendo seriamente a las políticas de planificación territorial.

Además, a la hora acudir a estas grandes superficies no somos del todo libres en el proceso de elección de aquello que compramos. De hecho, diversos estudios nos demuestran que en una gran superficie gastamos un 20% de media más de lo que prevemos y necesitamos.

Resulta, a mi juicio, necesario que en España se establezcan límites a la expansión comercial en determinadas áreas administrativas como es la concesión de licencias a grandes superficies comerciales, aplicando una legislación mucho más rígida contra la concentración y el monopolio de este sector. Asimismo, sería conveniente regular más estrictamente la implantación de estas grandes superficies comerciales a través de los, antes aludidos, instrumentos de ordenación del territorio, como ya se viene haciendo en países como Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia y Holanda.

Las grandes superficies aparecen como réplicas de ciudades idílicas, limpias, muy iluminadas y cuidadas hasta el último detalle. Sin embargo, bajo mi humilde perspectiva, si en lugar de acudir a estos centros promoviéramos el comercio local, el de antaño, el de toda la vida pero adaptado a los nuevos tiempos, nuestras calles serían más seguras, más limpias, tendrían más tránsito de personas, se generarían más puestos de trabajo y, en definitiva, tendrían más vida. Recuperemos la ciudad para el ciudadano, humanicemos las calles y los espacios públicos. No sigamos, como borregos, la moda que nos intentan imponer; protege lo tuyo, lo nuestro, lo de todos y no nos dejemos engañar. Como decía Obi-Wan Kenobi, en "La Guerra de las Galaxias": "¿Quién es más loco?: ¿el loco o el loco que lo sigue?". Desde estas palabras, les invito a todos a reflexionar y a soñar.