Parece que todo está inventado y nada hay más lejos de la realidad. Para algunos de nosotros, inventar o reinventar se ha podido reducir al hecho de sustituir los procesos manuales de nuestra empresa o negocio por otros más automatizados, renovar la página web o, simplemente, incorporar equipos y programas informáticos más actualizados. De la misma manera, también algunos de nosotros tenemos a priori un posicionamiento sobre lo escrito en manuales y artículos que abordan la reinvención de los modelos de negocio, opinando abiertamente que estos no dejan de ser meras reflexiones teóricas, sin aplicación práctica en el día a día y que, por descontado, pudiendo ser válidos para otras empresas, nunca lo serían para la propia.

No decimos que no falte algo de razón a las personas que así piensan. Sin embargo, podemos afirmar que por los años vividos como conductores de equipos, al menos en nuestro caso, han sido precisamente la historia y la experiencia tanto propia como la aprendida de otras personas las mejores maestras que hemos tenido y, desde luego, excelentes compañeras de viaje.

Tener puesta la vista en el mercado es clave, pero también es importantísimo poner la mirada en el corazón de nuestra organización. Cuestionar los modelos de gestión propios o someterse abiertamente a la crítica interna y externa constituyen rasgos de fortaleza y solvencia moral, características de personas inteligentes y maduras. Las buenas ideas, así como los mejores equipos, o se reinventan o sencillamente se apagan y mueren. Sabemos que no es fácil cambiar cuando todo camina a "velocidad de crucero", pero tengamos algo en cuenta: no sentir deseos de cambio o algo de inquietud por salir de nuestra zona de confort constituyen amenazas silenciosas y muy peligrosas.

Recientemente, en el marco del Foro Nueva Empresa Nueva Economía patrocinado por la Fundación CajaCanarias y la Obra Social "La Caixa", hemos asistido a la conferencia de Carles Torrecilla -profesor de Esade Business School- en la que, de una manera muy didáctica y amena, nos hizo entender que reinventar los modelos de negocio no es cuestión de tecnología, ni algo exclusivo de grandes empresas, ni tan siquiera de grandes inversiones económicas. Nos decía Torrecilla que reinventarse sólo es una cuestión de pensar de un modo diferente y actuar de un modo también diferente. Algo aparentemente sencillo, pero que tiene su dificultad para llevar a cabo.

La conferencia presentó numerosos ejemplos reales que muestran una visión diferente y novedosa sobre las formas y modelos válidos para reinventarse en los negocios, sin necesidad de tener que recurrir a grandes y costosas transformaciones tecnológicas. Por ejemplo, se puede y se debe modificar la manera de llegar al cliente; por qué no atreverse a crear una cesta de productos mucho más atractiva que la que ofrecemos actualmente y que contemple, entre otras opciones, incorporar productos de nuestros competidores. Esto no sólo es posible, sino que además es rentable; es decir, se puede crecer, podemos crecer en nuestro negocio colaborando con la competencia. En cuanto a los proveedores, es crítico encontrar fórmulas que permitan alinear los intereses de ellos con los de nuestras propias empresas.

Llegados a este punto, es posible que algunas de estas propuestas que hoy traemos para la reflexión hayan podido parecer algo teóricas y de alguna manera, también, algo disruptivas. En nuestra opinión, como responsables en la dirección de empresas, independientemente del sector al que se pertenezca, se trate de un organismo público o de una asociación, todos sin exclusión deberíamos instalar de una manera definitiva en nuestras organizaciones el ejercicio del pensamiento crítico y analítico, así como cuestionarnos permanentemente "el estado de las cosas". Deberíamos igualmente desarrollar e incorporar como herramienta útil de nuestro negocio el hábito de la sana curiosidad. Preguntarnos frecuentemente por lo que están haciendo los demás y cómo lo están haciendo, aprendiendo con valentía y con honestidad de la buena competencia; y teniendo siempre presente que para ser competitivo primero hay que ser competente.

AED Canarias

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