El anuncio del vicepresidente y consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, de que este año su departamento no tiene previsto ejecutar ningún trabajo en las carreteras de Tenerife, no puede caer en saco roto ni pasar desapercibido para las autoridades de esta isla. Por mucho que después se haya tratado de matizar, incluso informando de que antes de finalizar 2018 se llevarán a cabo algunas actuaciones en la TF-5, lo cierto es que el área de Rodríguez no ve una prioridad en las obras a realizar en Tenerife. El propio presidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso, tuvo que echarle un cable el pasado jueves -quizás por ser compañeros de partido-, al referirse a las mejoras que se van a efectuar en los enlaces y accesos de la TF-5 comprendidos entre Tacoronte y Las Chumberas. Que no se fíe tanto el señor Alonso del titular de Obras Públicas, pues se puede llevar más de un chasco. Tal y como apuntó entonces, la situación de las carreteras de esta isla requiere "mucho trabajo", lo cual, hasta ahora, no se ha visto por ningún lado. Todo lo contrario a lo que viene sucediendo en Gran Canaria, donde el señor Pablo Rodríguez tiene su granero de votos. Una preocupación lícita siempre y cuando no suponga una demora para los trabajos que se tienen que ejecutar en el resto de las islas y, sobre todo, en Tenerife, cuyas vías han sido las más castigadas en los últimos años en lo que se refiere a inversiones. Con solo aprobar proyectos no se llega a ningún sitio y eso es hasta ahora lo prometido por el vicepresidente del Gobierno. Por ello, Tenerife debe mantenerse alerta y continuar exigiendo un mayor esfuerzo al consejero. Basta ya de tanto humo.

La realidad es tan tozuda que las quejas vertidas por el presidente de la CEOE-Tenerife, José Carlos Francisco, acerca de las consecuencias que tiene en la economía canaria el "galimatías" normativo que existe en el Archipiélago, se pudo comprobar esta misma semana con los problemas que están encontrando inversores japoneses para instalar un nuevo telescopio en el Roque de los Muchachos (Garafía). El propio responsable del Comité Científico Internacional (CCI) de los observatorios del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) advertía de los obstáculos administrativos que habían surgido y hacía un llamamiento a todas las autoridades competentes para lograr una solución con celeridad. Se trata de una inversión que ronda los 2.500 millones de euros, que daría lugar al primer telescopio que podría formar parte de la red CTA, en la que participan más de mil científicos de todo el mundo. Sin embargo, el alcalde de Garafía parece estar más preocupado por que le aprueben el plan general que por lograr un desembolso de la citada cuantía, que redundaría a corto, medio y largo plazo en el bienestar de sus conciudadanos.

Los debates políticos en las redes sociales son muy interesantes siempre y cuando se mantenga la compostura, el resto solo sirve para desacreditar aún más a un colectivo ya suficientemente desprestigiado. Así que conviene evitar espectáculos como el de esta semana sobre los fuegos artificiales.