Se avecinan cambios determinantes para el futuro del ordenamiento y planificación territorial de Tenerife. Este próximo mes de julio podría entrar en vigor la nueva Ley del Suelo de Canarias, uno de los proyectos que debemos diseccionar con precisión quirúrgica para los intereses de la isla.

Desde la perspectiva insular, y la del área de Política Territorial del Cabildo más concretamente, vemos este nuevo documento como la oportunidad idónea de acercarnos aún más a la ciudadanía, y simplificar el panorama en este ámbito de actuación.

Aunque no es del todo la Ley del Suelo que demandamos los cabildos insulares, debemos aprovechar el momento y promover una visión global de unidad, que aparte de una vez por todas ese concepto partidista que transforma a la isla en treintaiún territorios independientes.

Este documento otorgará mayores competencias a los ayuntamientos, una reivindicación justa y que había que atender cuanto antes, pero hay casos en los que determinados municipios carecen de capital humano y técnico, que se ven desbordados a la hora de poner en marcha todos los proyectos que demanda la ciudadanía.

Por todos estos motivos, debe acrecentarse la figura intermediadora del Cabildo de Tenerife y el gran trabajo que desempeña todo su personal. Tenemos que asistir y tender la mano a esas administraciones locales que quieren impulsar su desarrollo en favor de sus ciudadanos.

Sin ir más lejos, en el apartado del suelo rústico, el control ya no recaerá en nosotros como institución supervisora, sino que se delegará a los propios municipios. Este es un proceso complejo que generará cargas adicionales a los ayuntamientos que no estén preparados para asumir esa tarea por sí solos. Una vez más, recalcamos que el Cabildo debe pasar el testigo y ayudar a las corporaciones locales a resistir el peso de esta responsabilidad.

Pedimos y pretendemos la igualdad de todas las comarcas y municipios de Tenerife, porque no sólo es planeamiento, sino también gestión urbanística. Los reinos de taifas que aún codean en las mentes de algunos deben quedar en la historia y sólo ser la base cultural de un pueblo que avanza hacia la unión.

Para una institución como el Cabildo de Tenerife, debe ser igual de importante un problema en Santiago del Teide como en Santa Cruz de Tenerife. Es nuestro deber y obligación. Es el camino a seguir y a aplicar con esta nueva ley, que promete grandes mejoras y un panorama mucho más despejado del que padecemos en la actualidad.

En este tramo de la legislatura tan importante, se deben seguir acortando las distancias entre la Corporación insular y los ayuntamientos. Todas las Administraciones debemos trabajar codo con codo por esta gran ciudad que compartimos que es Tenerife.

*Consejero de Política Territorial del Cabildo de Tenerife