Por iniciativa del PSOE, el Congreso de los Diputados, reunido el pasado día 11 de mayo, aprobó una proposición no de ley por la que se pide al Gobierno que aplique la Ley de Memoria Histórica. En dicha proposición, entre otras sugerencias, se solicita que se proceda a exhumar los restos de Francisco Franco y trasladarlos fuera de la basílica del Valle de los Caídos.

Esta iniciativa parlamentaria del PSOE, pese a su aprobación mayoritaria en el Congreso, se quedará en un gesto simbólico, ya que al tratarse de una proposición no de ley que simplemente insta al Gobierno, este no está obligado a cumplimentarla por carecer de efectos vinculantes.

Para el PSOE lo verdaderamente deseable es sacar a Franco de su enterramiento en el Valle de los Caídos. Por eso, cabe preguntar: ¿es esto posible?

Veamos. Antes de entrar en este asunto es preciso dejar claro lo siguiente: Franco no dispuso ser enterrado en el Valle de los Caídos. En el testamento público que el generalísimo redactó y entregó el 2-11-1975 al entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, no dejó ninguna indicación sobre el lugar donde quería que descansaran sus restos. Su viuda, doña Carmen Polo, deseó que fuera enterrado en el panteón familiar sito en el cementerio de El Pardo. Fue el Consejo de Ministros quien decidió la forma en que se debería llevar a cabo el sepelio, de acuerdo con el Rey Juan Carlos, siendo el monarca el que ordenó por escrito al abad de la basílica del Valle de los Caídos que se diera sepultura en dicho lugar a "Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo de los ejércitos de España". La orden, escrita en el palacio de la Zarzuela, está firmada como "Yo, el Rey", el día 22 de noviembre de 1975, dos días después del fallecimiento de Franco. La familia de Franco, entonces, dio su autorización, consciente de que al ser él jefe del Estado estaba por encima de los deseos personales.

La voluntad de la familia de Franco ha sido y es que los restos del mismo permanezcan donde están. También es preciso recordar que la autoridad sobre la basílica es eclesiástica, sin la que no es posible remover sepulturas, ni realizar modificaciones sin su previo consentimiento.

Han trascurrido ya 41 años de la muerte y enterramiento de Franco en el Valle de los Caídos. Durante ese tiempo, en varias ocasiones, se ha propuesto o intentado sacar sus restos de esa basílica con el principal argumento de que él no fue una víctima de la guerra civil que justifique su presencia en dicho lugar, como sí lo son los cerca de 34.000 muertos de ambos bandos contendientes, ya que, en 1958, cuando se inauguró el Valle de los Caídos, el gobierno de Franco dispuso "dar sepultura a cuantos cayeron en nuestra cruzada, sin distinción del bando en el que combatieron, con tal de que fueran de nacionalidad española y de religión católica, puesto que se trataba de sepultarles en un lugar sagrado". Así, a la basílica fueron llevados y sepultados los restos de 33.487 muertos de la guerra civil. De ellos, 12.410 corresponden a restos sin identificar por hallarse sepultados en fosas comunes abiertas en los frentes de combate, de difícil identificación.

Es destacable que en 40 años de democracia ninguno de los diferentes gobiernos ha tenido a bien buscar la fórmula de sacar a Franco de su tumba. Y se debe a que el Estado no puede exhumar unilateralmente sus restos del Valle de los Caídos, ya que dicho lugar se rige por la normativa de la Iglesia católica. El Estado, si no quiere tener problemas legales con la familia, solo puede tratar de convencerla para que trasladen sus restos a otro lugar.