César Vidal, antiguo colaborador de Cope y posteriormente en Esradio con Jiménez Losantos, según él en el exilio, ha enviado una advertencia a través de las redes sociales que, como todas las que hace, recorren las mismas con una celeridad pasmosa. Con conocimiento, razonamiento y cordura, demuestra que el Islam se adueñará de la vieja y rancia Europa en poco tiempo. César es un buen escritor e historiador, estudia los problemas y analiza los datos con sinceridad, por lo que propone que estemos alerta y que en el escaso tiempo que queda hasta que la situación sea irreversible, pongamos los medios que disponemos para evitar la catástrofe.

La sociedad en general y, no solo los políticos y grandes mandatarios europeos, son los responsables de crear este escenario, en el que los medios de comunicación también tienen culpa, pues la permisividad a la que han llegado los diferentes gobiernos, es directamente culpable de que la amenaza tangible prospere y sea inevitable más pronto que tarde.

Dice Vidal que el problema básico no radica solo en el enfrentamiento bélico, sino que se encuentra sencillamente en el índice de natalidad. Los datos son apabullantes, y el índice de nacimientos de mujeres musulmanas no tiene parangón. Las europeas apenas alcanzan una media de 1,68%, o sea, un hijo o dos, mientras que las mujeres musulmanas tienen una media de un 3,88%, casi cuatro hijos es una gran diferencia. Si queremos encontrar estadísticas todavía peores, las españolas, junto a Grecia e Italia, no pasan del 1,20%. España siempre está la última clasificada, y es lógico cuando se ha permitido tanta permisividad, facilidades para abortar, divorcios rápidos, familias desestructuradas, pérdida de valores religiosos y morales. Todo esto nos está llevando a una caída libre y al mayor desastre humano en siglos.

Ochocientos años tardaron los habitantes de otras sociedades peninsulares en librarnos de la pesada carga que supuso la invasión de los musulmanes en España. Tras su expulsión dejaron cosas bellas, un patrimonio que se ha cuidado durante siglos, pero la diferencia cultural, religiosa y de adaptación es abismal. No siento indiferencia, en absoluto, pero si entiendo que el contraste de culturas y la forma en que quieren imponer sus criterios, no tiene cabida en la sociedad del siglo XXI, y jamás se adaptarán a nuestra forma de vivir.

Un joven de 16 años, nacido en Alemania con ascendencia albana, es preguntado por su profesora si permitiría a una hermana vivir al estilo europeo. Contesta con un no rotundo, y afirma que tampoco se casaría con una chica europea, pues jamás perdería sus derechos de hombre sobre la mujer. Es esta diferencia de comportamiento la que no va a cambiar nunca. Cualquier musulmán nacido en un estado europeo, nunca será una persona adaptada, su religión no se lo permite y por eso la radicalidad se ha adueñado de ellos. No tienen amor al prójimo, ni prejuicio para inmolarse por la causa, llevándose por delante a seres inocentes a los que odia sin motivo y porque Alá es Grande.

Los mandatarios en Europa tienen miedo de tomar medidas más drásticas, pues los medios de comunicación y otros partidos políticos, siempre tan generosos, los tacharían de racistas o saltarían de inmediato a la palestra para contravenir cualquier decisión. No quiero las guerras, pues se sabe cuándo empiezan pero nunca cuándo acaban. Decían que con los nuevos armamentos el enfrentamiento en Siria u otros lugares acabaría en pocos días, y ya ven, pasan años y años y continúan peleando por lo mismo.

La solución es difícil y complicada, pero la historia de la humanidad ratifica que el hermanamiento religioso es imposible. Las fuerzas avaladas por las Naciones Unidas y apoyadas por la gran mayoría de países están tardando en intervenir en los conflictos. La gente desea vivir en su tierra, en su naturaleza y con su forma de vida. Las desigualdades son siempre cuestión de dinero, una parte es muy rica y otra muy pobre. Sobra capital en el Mundo para dar una salida a la situación. Mientras intentan llegar a acuerdos, ¿quién está pagando a las mafias para convertir el Mediterráneo en el mayor cementerio del planeta?

Dice Vidal que "cada uno en su casa y Dios en la de todos".

aguayotenerife@gmail.com