Durante las próximas semanas vamos a estar ocupados intentando morder el hueso de las negociaciones entre el PP y Coalición Canaria para un nuevo pacto de Gobierno. Aunque es previsible que, después de los aspavientos mediáticos previos, las conversaciones entren en apagón informativo. A ninguno de los dos partidos les interesa demasiado echarse sobre las costillas más presión de la necesaria.

Pero hay muchas más cosas interesantes en la política de las Islas, además del juego floral de los nacionalistas y los populares. En el PSOE ya se han puesto todas las cartas sobre la mesa para saber quién va a ser el nuevo secretario general del partido. Y la batalla entre Patricia Hernández y Ángel Víctor Torres, con Juan Fernando López Aguilar, de peligroso poste, está en un inquietante veremos. Los "sanchistas" se han agrupado en torno a Torres y están buscando alianzas en todas las Islas para crear en Canarias un aparato alineado con la nueva dirección nacional. La clave está en que el propio Pedro Sánchez sea capaz de "mojarse" en la campaña e influir en los militantes. Al nuevo aparato, el de Sánchez, no le hace ninguna gracia que pueda ganar Patricia Hernández, que en su día apoyó a Madina (¡lo que se habría ahorrado el PSOE de haberlo elegido!), y dicen que hará lo que esté en su mano para evitarlo. No lo tienen fácil.

Tampoco está mal la sorda batalla que se está librando en Podemos por la sucesión de Mari Pita. Los candidatos Noemí Santana, Juan Márquez, Conchi Monzón y Eloy Cuadra se dieron una estopa inicial con sordina. O lo que es lo mismo, estaban luchando por el poder sin hacerse mucha sangre, lo cual era muy inteligente. Pero esta semana ya salieron las navajas entre Santana y Márquez. Mal asunto. Entre otras cosas porque nadan en un mar de vísceras flotantes después de la pésima gestión que hizo el aparato del partido de sus desencuentros con sus propios cargos públicos en el Cabildo de Gran Canaria y con Sí se Puede Tenerife, que han terminado como el rosario de la aurora.

Con los calores del verano, la política en las Islas se habrá reconfigurado. Habrá un pacto entre populares y nacionalistas, supuestamente con el apoyo externo de los diputados gomeros de la Agrupación Socialista de Curbelo. Ese nuevo pacto -habrá que ver cómo lo atan- tendrá mayoría para navegar entre los escollos de los dos años que restan de legislatura. Y habrá -por fin- una dirigencia clara en un socialismo canario que ha estado dando bandazos desorientados durante muchos meses, más ocupado en lamerse sus heridas que en hacer política. Y, por último, habrá más a la izquierda un nuevo equipo en Podemos que o servirá para cerrar heridas con las "mareas canarias" o profundizará en las divergencias para fragmentar aún más sus actuales relaciones.

El nuevo Parlamento, con o sin reforma, tendrá seis partidos, con la entrada de Ciudadanos. Con seis gallos en el gallinero las negociaciones para formar Gobierno van a ser dignas de verse.