Y todo es por la pasta (parece que hasta cien mil euros). Ayer, otro enajenado mental a los mandos de un volante acababa con la vida de un joven de treinta y tres años que se disponía a hacer su reparto diario de pan. La autopista del sur, a las cinco de la mañana, se volvía a convertir en un macabro cementerio en el que los bomberos tuvieron que rescatar de los amasijos de los vehículos los cuerpos mutilados del kamikaze y de su víctima. Y si bien en este caso no ha trascendido qué había en la psicopática cabeza del homicida, lo que sí está demostrado es que estas conductas suelen estar asociadas a las grandes apuestas de dinero. Se sabe que la penúltima vez que esto ocurrió, la apuesta era llegar al entorno del centro comercial Añaza-Carrefour desde el sur, y una vez allí, ganar cien mil euros. Las mafias organizadoras saben que la desesperación de los individuos juega un papel decisivo.

Tan decisivo como su propia locura, porque ya me contarán ustedes cómo se puede calificar a un fulano que atenta contra su propia vida. Este era francés y se está a la espera de la conclusión de la autopsia para saber si iba colocado. Pero da igual, el problema va más allá del consumo de drogas. Esto es un poco asunto de todos porque tenemos la responsabilidad de estar alerta contra estas mafias que cada equis tiempo actúan entre nosotros. Tenemos que sacarlos de aquí: a los conductores porque son unos kamikazes, y a las mafias por ser hijas de Satán.

@JC_Alberto