Y lo que nos falta hasta el 1 de octubre (1-O). Fecha elegida por el ínclito señor Puigdemont, en tanto que presidente del Gobierno de Cataluña, para perpetrar el referéndum que le dé pie a declarar la independencia de su territorio respecto de España.

Buena fecha la elegida por este personaje: la que en mi niñez conocí como "fiesta del Caudillo". No está mal. De caudillos va el asunto. No de democracia, por más que a tales independentistas se les llene la boca con esta palabra.

Son años que llevamos padeciendo los españoles, más los españoles catalanes en su tierra, los órdagos que los dirigentes de aquella Comunidad (que lo es gracias a la Constitución que quieren demoler) nos están lanzando en esta partida que pretenden ganar a toda costa y como sea ¿Y que han hecho nuestros gobiernos del Estado en el tiempo que tal asunto se pergeñaba y se declaraba con rotundidad? Nada. Bueno, nada no. Desde que don Felipe González le dio alas a don Jordi Pujol para que se envolviera en "su" bandera con el asunto de Banca Catalana, ha ido corriendo el tiempo para llegar al momento actual y al que ha de seguir.

¿Qué hicieron los tres presidentes, cuando lo fueron, que se reunían en Vocento el otro día, a fin de no llegar a esta situación? ¿Qué ha hecho el actual presidente, señor Rajoy, para erradicar lo que se nos venía encima? Nada realmente serio. Todos juraron o prometieron "cumplir y hacer cumplir la Constitución". Y todos abdicaron de ese compromiso. Y dejaron que la Constitución no se respetase. Allá queda el desprecio a los símbolos del Estado: la bandera, el himno, el Rey. Y no ha pasado nada. Y no pasa nada.

A caballo de los siglos XV y XVI, Maquiavelo le decía a Lorenzo de Médicis "(...) los príncipes (gobernantes) no solamente han de tener cuidado con los desórdenes que puedan desencadenarse en el momento presente, sino que han de prever los futuros y evitarlos con destreza: porque, teniendo precaución de que no ocurra ningún contratiempo en el presente, se prevé todo contratiempo venidero y se evita; porque el prevenir a distancia admite remedio, sin embargo, si esperamos a que el peligro se nos eche encima, es ya imposible aplicar remedio, porque el mal se ha hecho crónico". (...) "sucede con las cosas del Estado; porque si se conoce el fallo, los males que nacen de él se curan rápidamente; pero cuando, por no haberlos conocido (tratado) dejamos que crezcan, porque nadie se ha hecho cargo de ellos, no existe ya el menor remedio". Algo así nos ha pasado con lo actuado por nuestros dirigentes respecto del independentismo en Cataluña y sus ramificaciones. Qué decir de lo actuado por el señor Rodríguez Zapatero respecto de este asunto y de la toma de las instituciones vascas por parte de los brazos políticos de ETA.