Cuando José Luís Rodríguez Zapatero despuntaba en todos los ámbitos de la política nacional, esa política nacional se escoraba cada vez más hacia la derecha. Tal y como él presentaba la situación del país a los ciudadanos, éstos depositaron el voto a los conservadores tras soportar una ristra de falsedades que el político vallisoletano venía esparciendo alegremente por todo el territorio español. Ahora que la bancada del señor Rajoy ocupa casi todo el poder, las corrupciones, insultos y disparates se han ido extendiendo y conociendo sobre el estupefacto ciudadano que asiste observando cómo día a día la Justicia se ha convertido en la auténtica protagonista de la vida cotidiana. El camino equivocado tomado por una numerosa tropa de uno y otro lado, especializada en negocios aquí, allá y donde hiciera falta tratando de esquivar al fisco, desembocó en una infranqueable barrera que avisaba del terreno peligroso que pisaban (Felipe González entendió el mensaje y perdió; Aznar siguió en el juego, mientras que Rajoy recomienda aguante a los suyos). Todo dio paso a una alternativa inesperada para que jueces y magistrados establecieran orden en un desconcierto francamente peligroso y vergonzante. Como nadie se había atrevido a denunciar los hechos lamentables, ha sido la Justicia la que ha dicho "basta" a tal cúmulo de errores protegidos por afines a quienes los cometían.

El equipo de Rajoy llegó y se deslumbró ante las trayectorias de grupúsculos de uno y otro lado bien organizados, sedientos de poder y con trampas hábilmente situadas que lo condujeron a Europa a practicar la genuflexión a costa del contribuyente español, convirtiéndose en un total dependiente. Los canarios nos quedamos contemplando cómo los dos grandes partidos se enzarzaban en disputas que dañaban, gravemente, nada más y nada menos que a la vida misma en las Islas. A unos y a otros les ha importado un bledo que isleños perdidos en el Atlántico continuaran olvidados desde un Consejo de Ministros. Pero el otro día la señora Oramas y el señor Quevedo "los mandó parar"... hasta cierto punto. Se han prometido incrementos importantes en algunas partidas presupuestarias, pero aquí seguimos teniendo 220.000 parados, 15.000 pobres de solemnidad, sueldos de 420 euros, latinoamericanos trabajando-explotados en negro y una formidable impunidad para aquellos que, por la noche, trasladan los beneficios de sus negocios fuera del Archipiélago. Anuncian, a bombo y platillo, que el paro ha descendido en 2.670 personas, pero soslayan que son datos del comienzo de vacaciones y, por tanto, empleos precarios que no llegan a los 600 euros... hasta octubre. Solo se han contabilizado ¡167! personas que han encontrado empleo y el número de menores de 25 años en paro asciende a 13.200. A esta penosa situación, nuestro bienamado Gobierno canario la califica de exitosa. Magnífico. Después, el mercado laboral volverá a su estado anterior, es decir, al desastre. Gobiernos de izquierdas y derechas han congelado y destruido lo que se denominaba Estado de Bienestar, además de entullar a la clase media. Independentistas catalanes y "coletas" pueden convertir a España en un formidable erial, porque, argumentan, no ha existido diálogo entre el Estado y Cataluña. La mayoría de españoles pregunta al aire cómo se puede establecer un discurso con algunos catalanes que únicamente persiguen la secesión y, también, con otros que han asesorado al tirano de Maduro, convirtiendo a la Octava Isla en una dictadura militar (y de eso sabemos mucho por aquí), a cambio de sustanciosas cantidades de dinero, no condenando, además, los asesinatos que ocurren ahora mismo en Venezuela.

Con todo, algo hay hoy de positivo para nuestras Islas ante las noticias que nos ha ofrecido la activa consejera de Hacienda, Rosa Dávila, quien ha justificado su voto a favor de los objetivos del déficit de las comunidades autónomas al conseguir el compromiso de Hacienda de que el superávit de este año en el Archipiélago, pueda destinarse a reinvertirlo. Se trata, afirma, de "devolver el esfuerzo que han hecho los ciudadanos durante los años de crisis". De cualquiera de las maneras, sugerimos a la señora consejera ojo avizor con el ministro Montoro, quien, en solo dos días, pasó de "no hay margen" para bajar impuestos al "sí" para los que no pasen de los 14.000 euros anuales... después de que Rivera (Cs) "hablase" con Rajoy. Y es que el señor Montoro es estupendamente alegre con los dineros de los contribuyentes.