Hace unas semanas, el sector turístico de la Isla presentó en la ciudad de Puerto de la Cruz su Plan Estratégico hasta el año 2030. Un Plan que es el lugar común adonde el sector se ha comprometido a llegar, y que permitirá, bajo la gestión compartida de todos los agentes de Tenerife -públicos y privados-, avanzar hacia un sector turístico que, según recoge el propio el Plan, sea creativo, innovador, emprendedor, equitativo, sostenible y más cohesionado.

Nadie es ajeno al momento dulce que está viviendo la industria turística, cuyo peso para la economía isleña y para sus habitantes conviene reflejar en datos. La nuestra es la isla que más turistas recibe del Archipiélago. El año pasado fueron 5,6 millones, lo que se tradujo en más de 4.000 millones de euros en ingresos. Dicho de otro modo: cada día, Tenerife percibe 11 millones de euros por parte de los turistas que la eligen para pasar sus vacaciones. Además, el sector emplea a 125.000 personas de manera directa e indirecta, y 1 de cada 4 personas que están afiliadas a la Seguridad Social en Tenerife (el 25%) trabajan en él. A estas cifras se une el efecto positivo del turismo en otros sectores económicos como la construcción, la gastronomía, la agricultura, la industria, el transporte o las actividades de ocio.

Por tanto, me atrevo a calificar que este es un documento vital para la Isla y que, como tal, todos deberíamos conocer. El Plan Estratégico consta de 10 ejes que recogen los aspectos más relevantes de la industria turística de Tenerife y que pivotan sobre la necesidad de una gestión compartida del destino. Compartida entre las diferentes áreas del Cabildo (Carreteras, Medio Ambiente, Innovación, Empleo, Cultura o Agricultura), con los gobiernos central y canario, con los ayuntamientos y, por supuesto, con los agentes privados que hacen posible que se desarrolle esta actividad.

La industria turística, como cualquier otra, es altamente competitiva, con países y empresas que invierten enormes sumas de dinero en marketing, innovación, comercialización, conectividad, formación o emprendimiento para atraer a sus potenciales clientes. Por ello, Tenerife no puede dejar de trabajar en seguir liderando alguno de estos ámbitos, y en otros, a aspirar a estar en el grupo de cabeza. Solo así podremos asegurar la buena salud de un sector que es clave para nuestra economía.

No voy a enumerar las ideas que recoge la Estrategia Turística de Tenerife para los próximos años. Lo que sí es necesario destacar es que en el periodo que encaramos desde ahora y hasta 2030 queremos avanzar de manera decidida en aspectos como la sostenibilidad y la experiencia que perciben quienes nos visitan; potenciar el emprendimiento local con una aceleradora de startups turísticas; favorecer el efecto arrastre a otros sectores económicos de la Isla como el agrícola o el comercial; continuar trabajando en aspectos como la singularidad, la reivindicación de la estética y del embellecimiento de nuestros espacios; o situar a la innovación como cultura central de nuestro trabajo, entre otros aspectos que consideramos clave.

En conclusión, aunque somos muchos los que directamente estamos implicados en este sector, todavía hay quienes no son conscientes del efecto que esta industria tiene en su empleo o en su calidad de vida. Es el momento de que todos comprendamos las implicaciones del turismo en nuestro día a día, y lo que es más importante, en nuestro futuro y en el de las generaciones venideras. La citada Estrategia es crucial para la Isla porque marca la meta a la que queremos llegar en unos años a través del plan que ella misma traza, y que a su vez es garantía y certeza de que lo conseguiremos. Porque sin ese Plan, nuestro objetivo se limitaría al enunciado de un mero deseo.

*Consejero de Turismo del Cabildo de Tenerife