Desde la llegada de Zebenzui, el nuevo comiuniti manager del edificio, los móviles están que no paran y hay momentos en que, con tantos pitiditos avisando de notificaciones y mensajes, esto parece un concierto ochentero de tecno-pop. Hemos llegado a tal grado de obsesión que, el pasado jueves, tocaron al portero y Brígida empezó a retuitear como una loca, mientras el del butano esperaba, con la bombona al hombro, a que alguien se dignara a abrirle la puerta.

-¿Has visto la foto que acaba de colgar Zebenzui en Facebook? -preguntó Brígida sin levantar la cabeza del teléfono.

-No. Creo que es más importante colgar la ropa que acabo de sacar de la lavadora. Y, por cierto, mira a ver quién está tocando a la puerta -le recriminó Úrsula que no entendía cómo de no saber nada del mundo de las redes sociales, en menos de una semana, su hermana se había convertido en una auténtica experta.

Cuando abrieron la puerta, se encontraron a la Padilla que había subido a avisarles de una invasión de hormigas en el edificio.

-¿Dónde están? -preguntó Brígida, más interesada en sacar una foto que en resolver el problema.

Al llegar al portal, se toparon con doña Monsi subida a un taburete, asediado por una marabunta de hormigas.

-¿Pero qué es esto? -preguntó Úrsula.

-Es culpa nuestra. Desde que llegó el Zebenzui ese, estamos más preocupados del Twitter que de la limpieza -apuntó la Padilla, mirando de reojo un par de pelusas apoyadas en las escaleras como si aquello fuera la barra de un bar.

Eisi apareció de repente con un bote de insecticida, pero doña Monsi le pidió que ni se le ocurriera apretar porque, antes de salir de casa, se había echado laca y aquella mezcla podría generar una explosión indeseada.

-Entonces, ya me dirá qué quiere que hagamos porque cada vez hay más hormigas y están hambrientas -advirtió Eisi al verlas cómo empezaban a devorar una de las patas del taburete.

-¡Acabemos con ellas! -gritó la Padilla.

-¡No! Pobrecillas -se quejó Brígida, sacando fotos a diestro y siniestro y enviándoselas a Zebenzui para que las pusiera en las redes.

-¿Pobrecillas? -preguntó Eisi con retintín.

-Ellas también son hijas de Dios.

-Bueno ¡Basta! -interrumpió la presidenta haciendo equilibrio sobre la banqueta que estaba a punto de perder una pata -Llamen a Carmela para que venga.

A todos nos sorprendió aquella orden. Doña Monsi, que hacía un mes había echado a la calle de malos modos a nuestra Carmela, nos pedía ahora que la trajéramos de vuelta.

-Rápido. Necesitamos a alguien que limpie las escaleras. El edificio está adquiriendo cotas de insalubridad extrema. Le haré un contrato fijo y le subiré el sueldo -aseguró la presidenta.

La Padilla salió a buscarla y, en menos de veinte minutos, Carmela estaba el portal. Parecía otra. Se había hecho unas mechas californianas, aunque más bien parecían del estado de Colorado a juzgar por el tono rojizo.

-¿Y bien? ¿Qué quiere que haga? -le preguntó a la presidenta.

-Que limpies a fondo el edificio para que se vayan las hormigas.

-Por mi no hay problema pero antes tiene que firmar el contrato fijo y la subida de sueldo que ha prometido hacerme.

Doña Monsi lo firmó sin rechistar.

-No es por asustar pero las hormigas están subiendo -avisó Brígida que, esta vez, grababa un vídeo.

-Ay, mira -dijo Úrsula-, esa es la reina.

-Imposible, está de viaje oficial en Reino Unido -aclaró la Padilla.

-Eisi estuvo a punto de soltar una carcajada pero no estaba el horno para bollos.

Con el contrato firmado, y un pañuelo en la cabeza para no estropearse las mechas, Carmela se puso manos a la obra. Cogió la lejía y repasó de arriba abajo las escaleras, el ascensor y todos los rincones como nunca antes la habíamos visto hacerlo. En menos de media hora, no quedaba ni una pelusa y la marabunta empezó a marcharse, asfixiada por el intenso olor a cloro. Eisi ayudó a doña Monsi a bajar del taburete y le preguntó si a él también le iba a subir el sueldo. Ella se tocó el pelo y no contestó.

Esa misma noche, Zebenzui nos envió un mensaje al grupo de whatsapp para comunicarnos que el edificio había sido trending topic.

@IrmaCervino

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