El cronista confiesa haber pasado días de auténtico nervio. Semanas de mucha actividad tanto personal como en el ámbito social. Horas y horas ocupadas en encuentro festivo, histórico, familiar, viajero, nervioso... como lo están esos árboles y setos de La Laguna y Santa Cruz, amenazados de amplia y/o desmesurada poda al decir de...

-De mí mismo.

-Y de mí.

-Pues sí. Hola, Juan Manuel, y hola, Carlos. Ya les leí tanto en redes como en periódicos, García Ramos y Schwartz. Un profesor y escritor y un arquitecto porque...

-...Porque es una aberración la pérdida de árboles. Un "atentado" a un patrimonio vegetal que incluso elogiaron escritores como Camilo José Cela y Antonio Muñoz Molina.

-Cierto, cierto. Y esos paseos tan verdes de arbolado de La Laguna no pueden dejar de ser un atractivo maravilloso para tantos laguneros.

-(Y el intruso de siempre, habitual en estas ucronías, entra en escena). ¡Señor escribidor! ¿y todo eso qué tiene que ver con el título de esta crónica?

-Bueno, tío. Son cosas del pasado mes que acabamos despedir.

-Pero claro que hay algo, digamos, histórico y que se recuerda en la actualidad que tiene mayor rango (tercia el escritor); pero...

...¡Pero tiene razón este individuo, amigos! ( interviene, sudoroso y vestimenta militar, un tanto antigua, un venerable señor).

-Hable a ver.

-Espere, espere... ¿De qué le conozco yo? (García Ramos escruta al personaje mientras le habla).

-Sí, sí, su retrato me suena (Schwartz).

-A ver, a ver... Piensen sobre ese mes de julio, un día 25... (El recién llegado da pistas).

-Profesor, ¿recuerda usted quién dijo en Trafalgar Square algo así como "cuanto más alto esté tu nombre, más alto está el de mi Nivaria"?, más o menos, pues hablo de memoria.

-Claro, claro. Nicolás Estévanez.

-Caliente, caliente... ¿ y por qué lo dijo?

-Porque era un gran poeta, y ante la estatua de Horacio Nelson, dejó esas palabras para la historia, como homenaje a los héroes tinerfeños que rechazaron al almirante inglés.

-¡Muy bien! Miren, me llamo Antonio..., Antonio Gutiérrez.

-Coño, el general Gutiérrez.

-Sí, amigo. Hay que recordar aquel Día de Santiago de 1797 cuando tropas y ciudadanos vencimos en esta isla de Tenerife a Nelson.

-Y qué hace hoy aquí, mi general.

-Vengo todos los años y participo en la recreación de la Gesta. Una vez, hace algunos años, me llamaron los hermanos Ríos para intervenir..., y hasta hoy, encantado de hacer de mí mismo. Ahora, como actor; pero como en aquel histórico momento, con el mismo valor y entusiasmo al lado de tantos tinerfeños... Sí, como aquella vez.

-Pues bienvenido, general.

-Gracias. Perdonen, que me voy al Atlántico a tomarme un vinito y un poco de queso, como el que le enviamos a Nelson, con los compañeros, que ya me está esperando para la representación.

El cronista ha sido testigo de un encuentro excepcional. Inolvidable. Recuerdo vivo. Ese importante hecho histórico que hace unos días hemos conmemorado. ¡Aquel 25 de julio de 1797!