En la puerta del Alisio y en una noche de lluvia y bruma, los barloventeros cumplieron otra vez su cita con un episodio de su historia local y recordaron que, cuarenta y cinco años atrás, también en las Fiestas del Rosario, cinco veinteañeros trajeron la música de fuera que hacía furor y guardaron el folclore, que hasta entonces animó sus ocios, en el desván de los usos anuales.

Argelio Hernández, Víctor Concepción, Clemente Ortega, Sotero Concepción y Gerardo Hernández debutaron como grupo en la plaza mayor de Barlovento en agosto de 1971. Detrás de este acto estuvo su fascinación por las guitarras eléctricas, el teclado, la batería, el riesgo personal y el apoyo familiar para su compra y, también, el aprendizaje y ensayo diario, con la guía del transistor que emitía canciones de moda y la tesonera pasión que, en cualquier actividad, derrochan los autodidactas.

El conjunto, que alcanzó un excelente nivel, duró cuatro años intensos, con presencia en cuantos lugares les llamaron, hasta que un accidente eléctrico abortó una deseada actuación en las Fiestas Lustrales de La Palma de 1975; la avería de los equipos, la frustración por la oportunidad perdida y los deberes estudiantiles y laborales cerraron la aventura, que, milagrosamente y robando tiempo al tiempo, se reanudó hace tres años.

Con la apertura de Zona Cero -formado por Cruz María Alvarez, Oswaldo Bethencourt, Valentín Rodríguez, Fran Ramos y Tomás Betancor-, que fusionan los sonidos de actualidad con los ecos dorados de las orquestinas de siempre, Galaxia regresó ante su público el primer sábado de agosto, "con la misma ilusión y más años" (como comentó Gerardo Hernández ) y con el refuerzo del solista Vicente García, versátil y cualificado tanto en las baladas como en los temas rítmicos.

Ante un público fiel y entregado que resistió impávido el mal tiempo, desgranaron un amplio e intenso repertorio que sirvió para refrescar la memoria de los mayores y despertar la curiosidad de los jóvenes sobre un tiempo que, en ningún caso, fue mejor pero que tampoco, al menos musicalmente, fue malo. Con todo, la noticia fue que, cuatro décadas después de su fundación, la música reunió otra vez a los amigos para el saludable ejercicio de cantar por cantar y que esa valiente decisión tuvo reconocimiento y premio entre un público variado, nostálgico y curioso.