La presencia de las (mal) llamadas microalgas, pues no son algas, sino cianobacterias, en las costas del Archipiélago ha generado bastante preocupación entre la población de las Islas, fundamentalmente en Tenerife, donde se han detectado más manchas en el mar. La falta de información y, sobre todo, la desinformación han dado pie a todo tipo de bulos, en muchas ocasiones fomentados por determinados medios de comunicación. Cierto es que el Gobierno de Canarias, y más en concreto su Consejería de Sanidad, tardó mucho en explicar con claridad qué es lo que estaba pasando y los efectos que puede tener el contacto con las denominadas "Trichodesmium erythraeum". Si a ello se suman las inoportunas declaraciones del subdelegado del Gobierno en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Díaz Guerra, relacionando este fenómeno con los vertidos de aguas residuales, es natural que los habituales usuarios del litoral tinerfeño hayan mostrado su malestar con lo ocurrido. Dicho esto, ahora lo que toca es exigir un poco de cordura, pues los efectos que puede tener una mala gestión de este asunto ya empiezan a verse en algunos tabloides extranjeros, lo que tendrá consecuencias en la principal industria canaria. De los errores también se aprende. Al Ejecutivo canario hay que exigirle mayor diligencia en próximas ocasiones. A determinados responsables públicos, mayor prudencia a la hora de manifestarse, fundamentalmente si no van a aportar nada positivo al problema. Y, en general, mayor sensatez, para reseñar los datos que sean realmente indispensables y no alarmar de forma innecesaria.

El buen juicio de EL DÍA a la hora de abordar este asunto no está reñido con hacerse eco de la demanda efectuada esta semana por los empresarios del Sur de Tenerife, con el fin de exigir un mayor control de los vertidos que se realizan al mar. En ambos casos se trata de velar por el cuidado de la Isla y de su principal fuente de riqueza. Desde estas mismas líneas se ha insistido en varias ocasiones en la necesidad de poner medios para resolver uno de los principales problemas que tiene Tenerife, el saneamiento. El propio consejero de Aguas del Cabildo insular, Manuel Martínez, cifraba, a inicios del verano, en mil millones de euros el montante que precisaba su departamento para dar solución a esta materia. Conviene insistir en ello y trabajar sin pausa.

La proliferación de cianobacterias ha impedido valorar, en su justa medida, el informe hecho público esta semana por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que recogía el incremento de los recursos recibidos por Canarias gracias al acuerdo suscrito por el PP y los partidos nacionalistas de las Islas para sacar adelante los presupuestos generales del Estado. Ahora mismo, el Archipiélago se sitúa por encima de la media en financiación por habitante, al haber crecido más de cuatro puntos. El valor del diálogo entre el Gobierno canario y el central tiene su reflejo en las finanzas de las Islas. Otra cuestión de la que también deben aprender aquellos políticos acostumbrados a la bronca y el enfrentamiento.