Está como un queso. El otro día tenía la cabeza como un bombo y decidí tomarme unas vacaciones mentales. Arranqué la caña y me fui solo a cenar a una cadena de restaurantes americanos para después irme al cine. No tenía ni pajolera idea de qué había en la cartelera, pero como quería evadirme me atrajo la trama de una película de acción. Quien me dio la puntilla para comprar la entrada fue su actriz protagonista: la oscarizada Charlize Theron. La película es mala de solemnidad, o al menos eso me pareció a mí. Le faltaba dinamismo en el hilo conductor y el argumento era demasiado previsible. Ahora, cómo estaba Charlize Theron. Si no hubiese sido por ella hubiese salido del cine en medio de la película, como aquella vez que fui a ver "House II", un despropósito de filme en la que el absurdo protagonista se presentaba a sí mismo como "electricista y aventurero".

Pero oye, la cinta tenía sus detalles para el recuerdo. Les recomiendo la intelectualidad que se respira al ver una escena lésbica que la rubia protagonista mantiene con una morena espía de la inteligencia francesa. El calado es de tal profundidad que me quedé pegado a la pantalla escurriéndome por la butaca. Qué maravilla. Creo que fue entonces cuando decidí aguantar hasta el final. Ay señor, esta americana de Sudáfrica nacida en 1975, y que no tiene ni una arruga, es un reclamo fantástico para pasar cualquier ratito. Y supongo que ahora alguna antítesis de la propia Charlize me llamará machista. Qué cosas, qué gente, qué tía.

@JC_Alberto