En tanto que "calidad de profesional", se entiende otorgada a la "persona que ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación". Siempre lo he entendido, y he querido entenderlo, como una excelencia en el cometido que una persona desarrolla. La verdad es que la realidad de la vida diaria y aun el asomo a nuestra biblia del lenguaje, el DRAE, te muestra cosas distintas de aquella excelencia que yo quiero seguir entendiendo. Así, el DRAE expone en la acepción 3 para el vocablo "profesional": "Dícese de quien practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, de la cual vive". Quizá esta acepción da cobertura al quehacer de muchos individuos que han hecho de la política su forma de vivir.

A estas alturas de mi vida no voy a abdicar de lo que siempre he entendido y practicado como profesional: entrega al buen hacer y a la mejora de la actividad que me correspondía desarrollar en el puesto de trabajo. Y en ello estaba también desarrollar las potencialidades de mis colaboradores hacia aquella excelencia. Es por todo ello que me produzcan tristeza -ya no estoy para calenturas- las actitudes de algunos tenidos como "profesionales" en su actividad.

Quiero hacer referencia a hechos que se ven en el "opio del pueblo" -que se le atribuía a Franco como forma de idiotizar a la sociedad-, el fútbol. Lo más reciente ha sido la sanción de cinco partidos a Cristiano Ronaldo (cuatro por darle un empujón al árbitro) y dos partidos a Griezmann por decirle al árbitro "eres un cagao". Supongo que la sanción de los hechos está soportada por las normas al efecto en los órganos rectores del fútbol. Y me decepciona la actitud de los clubes a que pertenecen. Conocida la sanción, rápido establecimiento de recurso para tratar de reducir las mismas o anularlas.

Aquellos "profesionales" sancionados, que cobran millones de euros por realizar el trabajo para el que son contratados, deberían de comportarse en su lugar de trabajo con ejemplaridad, pues son referente para millones de personas que los contemplan y admiran.

Por la incorrecta y displicente actitud mostrada en la cancha respecto del juez de la contienda, el árbitro, creo que son merecedores de las sanciones impuestas. Y, además, deberían ser sancionados por sus clubes o sociedades deportivas. Porque de sus actos deviene que no puedan ejercer su trabajo en el tiempo de la sanción. Pero una sanción económica ejemplar proporcionada a ese tiempo de "paro" adquirido y al importe de su contrato.

Y pues que vamos de fútbol, una llamada a los profesionales de la comunicación. Es tiempo "añadido" el que el árbitro aplica como compensación a los cambios en los 90 minutos. No es "descuento", como tantos comunicadores dicen en las transmisiones.