Hay personas que pasan por tu vida, quizás para dejarte un mensaje, quizás para quedarse, y otras que, quizás por tu experiencia con ellas, te hacen crecer e irse.

Hace un tiempo, mientras pasaba una mala época, una persona que no era nada en mi vida en aquel momento, y sin saber exactamente lo que me pasaba, me dijo: "¿Sabes cómo se sale de ahí? Enamórate de ti".

Al principio sonó raro. Puede parecer fácil. Choca. A mí? ¡decirme eso!, que tengo miles de herramientas..., y pensé: si yo me quiero mucho, pero ¿enamorada de mí? Sin tocar la banalidad ni el ego... ¿Enamorarme de mí? ¿Que ese subidón que te da estar enamorado de alguien me lo provoque yo misma? ¿Cómo?

El aprendizaje interior en aquel momento fue lento. Aunque sabía la teoría, yo no estaba enamorada de mí, y mucho menos en aquel momento, así que tocaba empezar a estarlo.

Pensé y recapacité: ¿qué hace alguien cuando está enamorando o conquistando a alguien? Pues manos a la obra?

Paso número uno: gústate. Desde que te levantes hasta que te acuestes. No lo veas como algo agotador. Busca esa energía que pones cuando estás conquistando a alguien y conquístate a ti. Que cada vez que pases por el espejo, te veas y digas: "Mmmm, me gusto". Y si falta algo para conseguirlo ponte a ello: ya sea ropa interior, vestuario o tu cuidado. Si fueses alguien a quien estás seduciendo, ¿querrías que te viera así? ¡Ponte las pilas!

Paso número dos: sedúcete. Gustarte y seducirte pueden parecer cosas iguales, pero no lo son. La seducción implica más. Es un juego entre tú y tú. Aquí no hay otro a quien seducir sino a ti mismo, y ¿cómo? La forma en la que te miras, de sentirte frente a otros, la manera en la que te mueves, cómo hablas. Hay un conjunto de situaciones diarias que hacen un juego de seducción continuo. Pasa delante del espejo y párate ¿Ves esas fotos de personas fantásticas? Haz las mismas posturas, quizás te sorprendas, sácate alguna foto, busca tu mejor ángulo, lo tienes...

Paso número tres: sé consciente de que no necesitas a nadie. ¿Conoces esa sensación de que cuando estás enamorada/o el resto del mundo te sobra? Pues justo de eso se trata. Busca esa sensación dentro de ti. Estás tan bien contigo mismo/a que lo que te venga, bienvenido sea, que las personas que están a tu alrededor te sumen, y quien te reste que se vaya. El tiempo los pondrá a cada uno en su lugar. Mientras tú estés bien contigo y te sientas completo/a nada importa. ¿Que tus amigos se alejan? No eran amigos ¿Que tu pareja se va? Adiós, ya vendrá otra que te aporte más ¿Que tus compañeros de trabajo te ven extraña/o? Eso se llama envidia. La realidad es que cuando uno está bien consigo mismo y enamorado de sí mismo, repito, sin narcisismo y subidas de ego, las cosas funcionan mejor. No existen dependencias ni control: solo existes tú. Quien te quiera te querrá más porque sacas lo mejor de ti. Tu pareja se enamorará más de ti porque le recordarás a la persona de quien se enamoró, y si no lo hace es que se quiere más a sí mismo/a, y que tú estés bien le da inseguridad, y como ya sabemos, eso no es bueno.

Haz todo aquello que dejaste de hacer por el resto. Ocúpate de ti. Dedícate tiempo. Llegó tu hora. Como si de tu nueva pareja se tratase, regálate tiempo y algún capricho ¡Ya era hora! Te sentirás muy bien.

Todo esto no implica que te olvides de tu mundo: es solo que te focalices más en ti, porque probablemente llegaste a esto por estar más pendiente de los demás que de ti, y después de que te den la patada o que no valoren todo lo que haces cada día, te das cuenta de que estás solo/a.

Estar enamorado de uno mismo es la energía que necesitamos para seguir adelante en este mundo donde los problemas nos llenan el día, donde las sorpresas negativas aparecen y te rompen los esquemas, donde la vida juega a ponerte a prueba constantemente. Cuando somos dependientes de la situación o de las personas que nos rodean, nos debilitamos y perdemos perspectiva. Aléjate, da un paso atrás, respira y empieza a cambiar dentro de ti. No se hace en un día, pero hay que hacerlo todos los días. Si como de un ritual se tratase aplícate. Puedes hacerlo. Verás como todo empieza a cambiar. Verás como todo toma forma y al final serás feliz, porque, al fin y al cabo, es de lo que se trata: ser feliz, y cuando estás enamorado, ¿no eres feliz?

*Psicóloga y terapeuta

anaortizpsicologa.blogspot.com.es