Antaño - y no trato de ajustar el adverbio- septiembre entraba calmo por tierra, mar y aire, pero ahora, acaso por la globalización y sus ecos consiguientes, madruga con malos modos en ámbitos políticos y sociales, despropósitos y desastres naturales que, juntos, traen malos augurios para el otoño de San Mateo. Por meditada decisión, durante unos días no consumí más información que la que llega en horas punta en lugares públicos; pero el vicio profesional pudo a la voluntad y en una intensa jornada seguí los medios audiovisuales, que, naturalmente, me devolvieron a la situación de partida.

Después de varios amagos, el norcoreano Kim Jong-un lanzó un misil de alcance medio sobre territorio japonés, como aviso mundial y preludio de una acción de alcance en la isla de Guam, donde Estados Unidos tiene sus bases más potentes en el Pacífico; Trump replicó desde la inundada Texas, donde se cuentan treinta muertos y se habló más del atuendo de la excéntrica pareja presidencial que del suceso, que va por los treinta muertos; el Consejo de Seguridad de la ONU, una murga sin gracia ni poder, como siempre, se limitó a la condena y no aprobó sanciones.

Con las señas de luto en las Ramblas, Yassin Ahram Pérez (alias el Cordobés y "el hijo de la Tomasa") pregonó la conquista de El Ándalus, metralleta en mano. Mientras, desde la masacre, siguen y se recrudecen las suspicacias policiales, reaparece el delirio independentista de un porcentaje de catalanes por verificar y el pertinaz Puigdemont -acólito de Pujol y Mas- abre otra peculiar embajada en Dinamarca, en medio del desprecio danés.

El asunto secesionista tuvo más eco y ruido en el Congreso, durante un pleno monográfico sobre la Gurtel. Curiosamente de ese tema fue de lo que menos se habló ante las invocaciones al pasado del compareciente Rajoy y la portavoz socialista Robles. Se produjo, eso sí, el anuncio de la futura república catalana "para evitar la corrupción", que, criticada desde la esfera de CIU y asociados, constituye una paradoja afrentosa o una broma pesada, como quieran llamarla; y, también, el avance de nuevas iniciativas de la oposición, que, según la agenda parlamentaria -presupuestos o políticas-, crece o mengua. Por aquí, la mala noticia del verano, las algas, quietas o viajeras -como el Holandés Errante-, que también auguran resacas. Distinto septiembre, dijimos.