Nadie podrá negar coherencia a la turba, su desaliño cultural, informalismo a la hora de vestir y comportarse, infantilismo pseudorrevolucionario y crasa ignorancia que se corresponde con sus famélicos currículos vitales. Al ser cargos públicos se les puede encontrar tanto en Wikipedia como en las páginas institucionales. En principio, creerías que fuera imposible que llegaran al final de la primera línea; no solo la alcanzan, sino que tienen ya sus vidas prolongadas en dos o tres párrafos.

El núcleo dirigente de la vieja guardia se caracteriza por haberse asilado en universidades -no hay un solo catedrático ni autor de manual de modesta fortuna-, desde luego por la base. Como ventosas han hecho cursos de doctorado, másteres, colaboraciones, becas, algunas clases y castizos trapicheos de todo tipo. Amén las oscuras plusvalías venezolanas. Los doctorados se los han dirigido y aprobado entre ellos, sobre procesos políticos de la extinta Alemania oriental o Bolivia. La comunidad universitaria internacional, los grandes debates políticos y sociales, sus autores y teorías les son ajenos e incompatibles.

Estos antecedentes hacen justificable la incultura e ignorancia reiteradamente contrastada de quien, como Pablo Iglesias, trató de alardear de cultura ante Albert Rivera. Si esta secta no estuviera fuera del mundo y ante los lóbregos y sangrientos focos donde se aplica su ideario político, debería saber, como okupas de universidad, cosas parvularias para esa institución. Como que Kant no escribió la (inexistente) ética de la razón pura, que la teoría de la relatividad no es de Newton, y que el wasabi carece de todo nexo con el wahabismo. Cuando se denuncia la ignorancia general, temeridad, inexperiencia se hace sobre bases ciertas.

El segundo escalón ("irradiado") imita al núcleo "intelectual orgánico" podemita. También han vivido de la picaresca del dinero público con asesorías, subvenciones a asociaciones-chiringuito y enchufes, y sus biografías están jalonadas de hechos heroicos y méritos ejemplares. Resaltan su paso por juventudes de partidos de izquierda, por coordinadoras, foros, concentraciones, asambleas, manifestaciones, asaltos a pecho descubierto a capillas (católicas y combustibles), jubilosos rodeos del Congreso, escraches y luchas finales en esfumadas asociaciones antidesahucio. Todo a riesgo cero, aunque de emotivo escalofrío épico. Así se hilvanan los currículos, e Internet los glosa. Podían haber pasado por alguna ONG, pero tampoco: todos activistas (en democracia) y muchos connegocios perfectamente sufragados.

Las SA de Röhm seguro que hubieran dispuesto de otro pináculo, menos ignorante y ayuno de acervo biográfico e intelectual, de haber alcanzado el poder. Habrían sidocomparativamente unos remilgados académicos germanos (incluso demócratas).