Las personas con alguna discapacidad y problemas importantes de movilidad se hallan en una situación de clara desventaja con respecto a las demás personas para realizar algunas actividades cotidianas y, especialmente, para acceder en condiciones de igualdad a los espacios y servicios públicos, así como para desenvolverse con una mínima comodidad, por lo que se hace preciso articular mecanismos que permitan superar tales limitaciones.

Así lo entendieron los legisladores facilitando la posibilidad de poder estacionar su vehículo en zonas exclusivas para estas personas. A tal fin, si reúnen los requisitos exigidos, pueden solicitar en el ayuntamiento donde residen una autorización para obtener una tarjeta especial que les permite estacionar su vehículo en los espacios reservados a personas con movilidad reducida (PMR).

La tarjeta de estacionamiento para personas discapacitadas se facilita a quienes presenten algún tipo de discapacidad física. El resto de diversidades funcionales (intelectuales, auditivas, etc.) no pueden acceder a ella.

Estas tarjetas son personales e intransferibles, es decir, la tarjeta se adjudica a la persona que tiene problemas de movilidad, y no a su vehículo. Por lo tanto, la tarjeta solo se puede usar cuando su titular va dentro del coche, bien como conductor o como acompañante, y en este último caso solamente podrá estacionar el vehículo en los espacios reservados a PMR para que la persona con discapacidad pueda subir o bajar del coche. Hecho esto, el conductor acompañante deberá dejar libre la plaza de estacionamiento que está utilizando porque, repito, el derecho a estacionar en ese espacio es solo para la persona con discapacidad y no para el vehículo. En algunos casos y excepcionalmente, los ayuntamientos, a solicitud de los interesados, autorizan alguna zona de estacionamiento PMR al vehículo del solicitante, haciéndolo constar en la señal vertical de tráfico mediante la matrícula de dicho vehículo.

En la utilización de los espacios reservados para PMR existe una gran picaresca, pues con bastante frecuencia son utilizados por personas no discapacitadas, haciendo uso de la tarjeta que autoriza a ello, propiedad de algún familiar autorizado para tenerla y usarla.

También es muy frecuente que algún conductor que no encuentra un lugar para estacionar su vehículo y no quiere complicarse buscándolo aparca su coche en estas zonas destinadas a PMR, sin estar autorizado para ello, impidiéndoselo a quienes pueden hacerlo. ¿Quién no ha visto alguna vez a un conductor entrando o saliendo del coche por su propio pie y sin aparente discapacidad tras estacionar en una plaza reservada a discapacitados?

Aunque en menor porcentaje, tampoco podemos olvidar la infracción grave en que incurren algunas personas que utilizan una tarjeta para PMR falsificada para poder así estacionar su vehículo sin dificultad.

Los agentes de la Policía Local deberían recibir información que les capacite para poder identificar si una tarjeta de aparcamiento, aparentemente correcta, es falsa o no, está siendo utilizada por alguna persona sin discapacidad, es robada, está caducada, etc. Y ante la duda comprobar que el titular vive mediante su presencia física en las oficinas municipales y presentación de la fe de vida expedida días antes de la citación.

Las personas en posesión de la tarjeta de aparcamiento para PMR que estacionen su vehículo en una zona reservada para este fin, salvo que así lo disponga el ayuntamiento, en la señal vertical de tráfico indicadora, no tienen límite de tiempo para el estacionamiento. Cuando quede limitado suele ser por un tiempo de dos horas.