Se puede vencer en una batalla y perder la guerra. El cementerio de la historia está lleno de ganadores que lo olvidaron. Uno de ellos podría ser el nuevo secretario general del Partido Socialista Canario, Ángel Víctor Torres, dulcemente dormido sobre los laureles de su victoria en la lucha por el cargo.

Antes del verano los militantes del PSOE eligieron al nuevo secretario general del partido. Se presentaron tres candidatos y ganó el grancanario, que se impuso al exministro Juan Fernando López Aguilar y a la tinerfeña Patricia Hernández. En el entorno de esta última se hace un análisis de la derrota en el más viejo estilo: echándole la culpa a otro. Sólo que en este caso tienen razón. El pasaporte de Torres a la secretaría general fue probablemente López Aguilar, que no tenía suficientes votos para ganar, pero que pescaba en las mismas aguas electorales que su compañera.

En todo caso, Patricia Hernández no ha estado demasiado tiempo lamiéndose las heridas. La correosa líder socialista ya se prepara para una futura batalla por la candidatura a la presidencia del Gobierno. Para eso queda un largo camino de reuniones, recuperación de relaciones perdidas, nuevas alianzas y en general todo ese periplo de intereses que se tienen que gestionar a lo largo de una campaña. Un largo camino que Hernández ya ha comenzado.

La mejor noticia que podría recibir es que su posible competidor se lo ponga fácil. Ángel Víctor Torres, desde su llegada al cargo, se ha abonado a un silencioso y prudencial mandato hasta la celebración del congreso regional, el próximo fin de semana. Pero están pasando cosas en el PSOE que dirige Torres: como la moción de censura en Icod, en la que los socialistas se alían con el PP para darle una patada en el culo a Coalición Canaria. O el abandono del gobierno en Lanzarote, dejando a los nacionalistas en minoría en el Cabildo, como para tapar la boca a quienes hablaban de negociaciones "secretas" para recomponer un pacto entre PSOE y CC.

Los socialistas estuvieron años marcados por el síndrome de una traición de Coalición Canaria cuando a las pocas horas de negociar y cerrar un pacto de Gobierno, en el Hotel Escuela de Tafira, en Las Palmas, el PP lo reventó ofreciéndoles a los nacionalistas apoyo incondicional desde fuera, dejándoles el gobierno para ellos solos. "Te voy a hacer una oferta que no podrás rechazar", como dijo Corleone. Durante todos los años posteriores las relaciones entre socialistas y nacionalistas estuvieron marcadas por el encono de esta decisión, que se sumaba a la censura hecha por las AIC a Saavedra. Pero lo cierto es que todos los partidos políticos hacen lo mismo en alguna ocasión.

Quienes acusaron a Ángel Víctor Torres de ser proclive a un pacto con los de Coalición pretendían restarle apoyos de la militancia durante la campaña de primarias. Les salió el tiro por la culata. Pero esa batalla no ha terminado. Y si es cierto que Torres baraja colocar a Sebastián Franquis como secretario de Organización de su partido y a Nayra Alemán como portavoz del grupo en el Parlamento, entonces esto se va a animar notablemente. Porque sería una especie de toma del poder por agrupación de Las Palmas. Y aunque estos discursos no se hacen en público, en privado, donde vuelan los cuchillos, que Tenerife sea "liquidada" de todos los puestos relevantes de poder en el PSOE levantaría tantas ampollas como poner la mano sobre una plancha al rojo vivo.

Torres sigue deshojando la margarita. No sabe si dejar a Patricia Hernández en la presidencia del Grupo Parlamentario -donde cree que no le puede hacer mucha pupa y para "compensar" esos hipotéticos nombramientos de su ejecutiva- o hacerle saber que el ganador se queda con todo y lanzarla a las tinieblas. Su entorno le recomienda lo segundo. Y además le están advirtiendo para que tampoco nombre portavoz parlamentario a Gustavo Matos, claro adversario de Patricia en las primarias, porque tienen miedo a estar plantando un nuevo liderazgo en la isla. Pero colocar en todos los puestos de responsabilidad a personas de su confianza, de Gran Canaria, supone dejar fuera de juego a la agrupación tinerfeña, que viene a tener el 40% de los votos del PSOE en Canarias. Una jugada peligrosa. Y mientras tanto, dicen que también Héctor Gómez, el discreto delfín de Pedro Sánchez en las Islas, sigue esperando a que sea el momento definitivo para dar el paso y situarse como el candidato de Ferraz a la presidencia del Gobierno.

Quien se haya pensado que con el fin de las primarias se había acabado la historia en el PSOE de Canarias está francamente -con perdón- equivocado. Aún queda mucha tela que cortar. Ángel Víctor Torres puede estar perdiendo a sus pocos aliados en esta isla. Y cuando tenga su nuevo equipo, si se equivoca, descubrirá esta verdad: por cada persona que nombres para un cargo has ganado un futuro desagradecido y una docena de ofendidos por no haberlos elegido a ellos. Que la fuerza le acompañe.