La comparecencia, en el Parlamento, de los consejeros de Sanidad y de Política Territorial del Gobierno de Canarias, José Manuel Baltar y Nieves Lady Barreto, respectivamente, esta semana, debe servir de punto de inflexión en lo que se ha venido a denominar crisis de las cianobacterias. Sobre todo después de que el propio presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, admitiera que su gabinete no había estado todo lo acertado que se esperaba a la hora de gestionar la información sobre las mal llamadas "microalgas". Ahora lo que toca es ponerse a trabajar -todos y con humildad-, para hacer frente a un fenómeno natural, al que hay que acostumbrarse, pues puede aflorar de forma más relevante en el futuro. No obstante, la aparición de "Trichodesmium" en las costas del Archipiélago ha servido para sacar otra vez a la palestra el problema de los vertidos en el litoral y las carencias que todavía hay en las Islas en materia de saneamiento. Como no hay mal que por bien no venga, las cianobacterias han refrescado la memoria de algunos responsables públicos, que se han apresurado a anunciar grandes inversiones con el objetivo de poner fin a un grave problema. Es justo reconocer que, por ejemplo, en el caso del Cabildo de Tenerife, su consejero de Aguas ya había advertido hace meses que la Isla necesitaba desembolsar más de mil millones de euros en esta materia y que su departamento tiene el diagnóstico y el programa de inversiones diseñado. Quizás lo ocurrido este verano sirva para agilizar aún más, si es viable, estos planes. No hay que olvidar que si urge evitar que se viertan aguas sin el suficiente tratamiento al mar, más aún que se haga en la capa freática. Incluso que ayude a planificar mejor los servicios que todo municipio debe prestar.

Tirando del hilo de los vertidos apareció en escena el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, quien no conforme con presumir de su gestión, lo cual es comprensible, se dedica además a juzgar la de los demás. El singular mandatario convocó una rueda de prensa en la que no solo criticó la situación en que se encuentra Tenerife en materia de saneamiento, sino que puso además en cuestión la honradez de la Fiscalía de Medio Ambiente. A su juicio es muy laxa con los tinerfeños y muy dura con los canariones. Poner en duda el papel de una institución como la Fiscalía de Medio Ambiente, sin aportar ni un solo dato, es una irresponsabilidad. Y en estos momentos en los que la credibilidad de las instituciones está por los suelos, mucho más. Antonio Morales debe esforzarse en hacer bien su trabajo, que es mucho, y no desviar la atención con acusaciones sin sustento. Por el bien de Gran Canaria y de todos los canarios.

Las cianobacterias y los vertidos no han impedido que el paro bajara en las Islas durante el mes de agosto, magnífica noticia, o que el Gobierno de Canarias anuncie una rebaja fiscal en los presupuestos de 2018, iniciativa que ha sido recibida con cierto recelo por las formaciones políticas que tienen representación en la Cámara autonómica. ¿Habrá alternativas o solo críticas? El debate puede enriquecer el resultado.