Leer nuestro paisaje rural nos hace pesimistas ante la ruptura de una cultura con el territorio, ya que en poco más de una generación hemos perdido más del 70 % de las tierras labradas, quedando los sembrados como elemento exótico. Así, las espigas de trigo han dejado de existir en numerosos pueblos de Canarias; el suelo donde se sembraba ahora está ocupado por zarzales, hinojos, helecheras, cañeros.

En otro estado de cosas, el saludable y sabio cultivo en hojas (cereal, legumbre y papas) existe en contadas parcelas en el norte de Tenerife (400 ha); es más, nuestros molinos no utilizan trigo o maíz de aquí (la supuesta trazabilidad que exige la administración). Tampoco hemos creado una demanda de gofio y pan con cereal de la tierra; hemos de agradecer la buena voluntad de los molineros que aún muelen productos de la zona. La dignificación de nuestro propio gofio y pan de origen local significa incorporar suelo y campesinos en las zonas húmedas de las cinco islas occidentales, y significa, además, labrar, sembrar y cultivar más de 50.000 ha, ahora cubiertas de maleza; también, dignificar semillas y cultura propia, como el trigo barbilla y variedades de maíz de la tierra. Ello requiere una política que penalice las tierras balutas, mejore en la mecanización tanto de la siembra, como de la siega y la trilla, y mejore el acceso a las parcelas. Una política agraria que favorezca no sólo los cultivos, sino que también limpie la maleza en los entornos forestales, que actualmente son más de 50.000 ha balutas en zonas con alto nivel de propagación de incendios.

También es necesario intensificar los cultivos de papas y frutales, y la rotación como lucha contra la polilla guatemalteca, y como elemento de dignificación del medio rural. Qué decir de la potenciación del gofio y el pan del país, como elemento que nos identifica con el paisaje, unido al vino, las papas bonitas y los frutos de la tierra, o de nuestra ganadería, con los quesos y las carnes. La dignificación de los frutales más característicos del campo canario: higos, almendros, castaños, nogales, manzanos, naranjos, aguacateros?

Los mercadillos del agricultor como referencia para ennoblecer económica y culturalmente los productos locales, mejorando la relación productor-consumidor.

El título de este artículo es una lectura nueva del campo canario, de los jóvenes y el agro, de una manera de dignificar social y económicamente nuestro campo, la asociación para la defensa del cereal, la incorporación de unos treinta jóvenes con cereal, planteando mejoras en el agro: rotación de los cultivos papas-trigo-legumbres, las mejoras en las papas de color, y planteamientos que incorporan innovaciones tanto en la mecanización, sustituyendo la hoz y el burro por elementos mecánicos; demanda de cambio hacia una cultura del agua que honre el medio rural, cambios en las políticas de producción y comercialización dignificando los productos de la tierra.

ACETE (Asociación de Cereales de Tenerife), la Cooperativa de la Candelaria, con Pedro Molina al frente, y un colectivo joven, los molinos de gofio y la creación de demanda por el gofio y el pan de trigo y maíz del país, en el que variedades locales, tanto trigo barbilla como papas de color, sean una referencia que ponga en valor a los campesinos, acerque a los consumidores urbanos para que lleguen a apreciar los productos de la tierra, y ponga en contacto al paisaje con su gente.

Lamentamos lo ocurrido este año, ya que una parte de la cosecha se ha perdido por motivos burocráticos, puesto que podíamos haber segado y trillado en agosto. Hemos de valorar el campo, los campesinos y el medioambiente como un todo. Nuestros agricultores son algo básico en la lucha contra el fuego, labrando y sembrando una superficie cargada de maleza, en la que nacen y crecen gran parte de los incendios forestales. El refrán castellano sobre la trilla y el hambre dice mucho sobre lo que debemos hacer.

Espero que los cuarenta jóvenes que han tenido problemas con la siega y la trilla en 2017 se animen para el próximo año, exigiendo a la administración que les repongan los daños y perjuicios económicos, y el compromiso de que dicha situación no se vuelva a producir.