Los que nos dedicamos a estudiar las empresas que operan en la economía social sabemos que si hay algo que las caracteriza es su perfil anticíclico. En los períodos de crisis económicas -2007-2014-, en donde el empleo se destruye por encima del 20 %, las empresas cooperativas, mutualidades, sociedades laborales, empresas de inserción y empresas sociales adquieren protagonismo, como lo demuestran las estadísticas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que reflejan el potente crecimiento de las mismas en sus registros. Sin embargo, en las fases expansivas anteriores estas empresas no tuvieron el comportamiento dinámico que se esperaba y requería la coyuntura económica, siendo superadas en volumen e intensidad por las sociedades mercantiles. Las empresas de la economía social dan más prioridad a las personas que al capital, estando históricamente condenadas a estos vaivenes de las fluctuaciones de la economía.

Pero este círculo vicioso está a punto de romperse por primera vez desde que tenemos registros del grado de crecimiento de las empresas sociales. Las cooperativas que supieron minimizar los riesgos en la etapa de intenso crecimiento económico, 2003-2007, con decisiones conservadoras, han salido fortalecidas mostrando una solidez financiera que les coloca en una mejor posición que sus competidoras sectoriales. No me estoy refiriendo solamente a las cooperativas de crédito, de las cuales tenemos en Canarias un buen ejemplo de consolidación y crecimiento, sino a otras actividades como pueden ser el transporte de viajeros, comercio, ferreterías, educación, servicios asistenciales, alimentación, sanidad, impresión, construcción, la distribución farmacéutica, asesorías, ingenierías, etc.

Las empresas de economía social han entrado con fuerza en el actual ciclo económico manteniendo un ritmo de crecimiento igual o superior al resto de las sociedades mercantiles. Van a beneficiarse del incremento de la demanda en los mercados internos y externos, pero manteniendo sus señas de identidad al dar prioridad a aquello que las diferencia del resto: lo local, la proximidad, las personas, el medioambiente, la responsabilidad social, el autoempleo, la autoayuda, el emprendimiento colectivo. Desde la Cátedra Cajasiete de Economía Social y Cooperativa de la Universidad de La Laguna creada en enero de este año, estamos impulsando proyectos útiles para la sociedad canaria. Al ser la única cátedra de empresa de estas características en el Archipiélago, tiene vocación regional e incluye a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria colaborando en varios proyectos también ilusionantes. Estamos desarrollando la técnica del "cohosing", con la idea de facilitar el acceso de las familias y las personas mayores a un modelo de vivienda digno y comprometido con la ciudad. Trabajamos para avanzar en la implantación progresiva de las cláusulas sociales en los contratos de la administración pública. Queremos diseñar una estrategia que incorpore a las cooperativas agropecuarias a la red europea Cooproute como una alternativa al modelo turístico tradicional. Realizamos informes de coyuntura a instituciones públicas y privadas. Colaboramos con los ayuntamientos en la formación y la difusión de la economía social. Nos preocupamos de la responsabilidad social corporativa.

No es este el lugar para exponer toda nuestra actividad. Tan sólo manifestar que está en nuestras manos y en las de las administraciones públicas proteger e impulsar un modelo que genera a nivel nacional el 10 % del Producto Interior Bruto, genera el 12,5 % del empleo y que ha creado más de 29.000 empresas en los últimos seis años. Y Canarias no está al margen de esta tendencia.

*Director de la Cátedra Cajasiete de Economía Social y Cooperativa CESCO