El dedo es un arma de destrucción masiva cuando se mueve más rápido que la mente. Y en las redes sociales, ese gran chisme global, un mensaje remitido al destinatario equivocado, puede ser la causa de un divorcio, de un cese o de un escándalo.

Al concejal socialista de La Laguna, Zebenzuí González, le traicionó su dedo. Escribió unos mensajes de carácter privado pero, al parecer, los lanzó en un chat equivocado. La catástrofe es que el mensaje no hay por donde cogerlo, ni siquiera entendiéndolo en el ámbito de la intimidad.

Por lo que se lee, Zebenzuí hace un chascarrillo afirmando que se folla (sic) a las empleadas que enchufa en el ayuntamiento y luego, encima, las pone a trabajar para "las frikis": dos concejalas socialistas, compañeras suyas. Es casi imposible meter más el remo con menos palabras. Además de dejar su vida sexual a la altura de la suela de un zapato, sus palabras le pintan como un insoportable machista y prevaricador.

Decía Revel que la primera de las grandes fuerzas que mueven el mundo es la mentira. Le sobraba razón. Todos sabemos que lo que hablamos o escribimos en la intimidad aguantaría bastante mal la luz del sol. Pero cuando te metes en política ya sabes lo que hay. Un socialista y un cargo público no debería escribir cosas como esas, ni en público ni en privado.

Zebenzuí González es un voto importante en La Laguna, porque se alineó con Mónica Martín para mantener el pacto de gobierno con los nacionalistas. Así que además de caerle la del pulpo, con toda razón, por el maldito mensaje, sus adversarios aprovechan que el Pisuerga ha pasado por el whatsapp para intentar arrinconarle de tal forma que no tenga más remedio que dimitir del grupo, del partido y dejar su acta de concejal. Dicen que con el cambio en las listas entraría alguien que está más en la línea de Javier Abreu. Y ya se sabe que la línea de Abreu consiste en hacerse un zurrón de gofio con el pellejo del alcalde nacionalista, José Alberto Díaz.

Lo previsible es que el PSOE expulse al concejal y lo condene al destierro. Por menos que eso se la liaron parda a Casimiro Curbelo; un grave error que han pagado con creces. A Nelson una bala de cañón le costó el brazo y al concejal un mensaje le va a costar la cabeza. Pero una cosa es que Zebenzuí González acabe fuera del partido y otra que termine fuera del ayuntamiento. Lo que cabe esperar es que se atrinchere y que conserve su acta de concejal aunque haya dejado de pertenecer al grupo socialista. Durante algunas semanas le lloverán las críticas, pero si algo es seguro en esta sociedad nuestra es que al cabo de unos meses todo acaba arrinconado en el olvido. Ahora mismo se estará arrancando los pelos -aunque tenga pocos- y dándole martillazos al teléfono. Y pensando que en este país el que resiste gana.