Caminante, no hay camino, se hace camino al andar?

Uno de los problemas más importantes que tiene el desarrollo del turismo en el mundo es la falta de profesionalidad en el componente del personal encargado de atender su puesta en escena, desde los políticos responsables a todos los niveles hasta el más humilde de los funcionarios de las empresas involucradas en ese desarrollo que tiene ya marcado para siempre la sociedad mundial.

Podemos contar por miles las veces que hemos asistido a los más serios debates sobre el asunto, siempre basados en los más serios estudios, los análisis superiores o los acontecimientos que los ponen de manifiesto a través de múltiples ocasiones que se presentan todos los días, en cualquiera de los escenarios donde se mueva ese fenómeno mundial que hoy es la actividad principal de su comunidad.

Una moneda que tiene sus dos caras, las cuales hemos podido apreciar adecuadamente desde nuestro pedestal dedicado a la enseñanza del turismo desde el año 1965 hasta nuestros días.

Una de esas caras de la moneda la vivimos en nuestros comienzos en la actividad, y hoy desgraciadamente la seguimos viviendo en casi todos los núcleos de recepción turística del mundo. No se invierte lo necesario en la preparación técnica del personal. Grandes y pequeñas empresas desprecian la formación continua de su personal, eludiendo cualquier aporte que pueda suponer el valor añadido de su puesta al día en las nuevas técnicas del turismo, los avances tecnológicos, o los resultados de las más connotadas experiencias señaladas en el sector.

Durante muchos años hemos sido testigos de los mayores abusos en ese sentido en las Islas Canarias, donde empresas turísticas españolas de primera línea no ofrecen para nada el apoyo necesario a su personal para mejorar su formación, sin tener en cuenta el valor que significa un personal debidamente preparado y puesto al día en sus puestos de trabajo, donde son precisamente la imagen de la empresa. Esta realidad, que la hemos estado viviendo año tras año, es una más que importante problemática a la cual no parece que vaya aplicarse nunca el correctivo necesario, encandiladas las empresas con las cifras de sus ganancias, sin pensar en lo que podrían aumentar las mismas con la debida preparación de su personal.

Decía el ilustre ministro español Manuel Fraga Iribarne, responsable de muchas de las cosas buenas que el turismo aportó a la nación, que el aporte a la formación del personal encargado de atender al turismo es una inversión y no un gasto superfluo. Una verdad que hemos oído y predicado desde hace muchos años y que hoy sigue latente, ante un estrepitoso cúmulo de empresas que desprecian esta formación, amparados solo y exclusivamente en su cuenta de resultados.

La cara positiva de la moneda la tenemos en la otra concepción del empresario que se desvive por la preparación de sus empleados, entendiendo que en la imagen que ellos proyectan está la mejor propaganda y promoción de su empresa.

En los célebres cursos de divulgación turística que organizamos en Tenerife y Las Palmas, en los años del despegue turístico de las Islas Canarias -1960-1970-, cursos que realizábamos los veranos, que era la "temporada baja" en las Islas, las empresas pagaban las matrículas de sus empleados para que asistieran a unas clases magistrales que ampliaban sus conocimientos, algo que se extendió de tal forma que se convirtieron en unos encuentros especializados que tenían su réplica en los cursos itinerantes que el Instituto Español de Estudios Turísticos -dependiente del Ministerio de Información y Turismo- organizaba en diversos lugares de la geografía española durante los veranos, a muchos de los cuales asistimos en su día con señalado éxito, como fue la culminación de la instalación de las Escuelas de Turismo en Canarias.

Corolario de esta actividad educativa lo tenemos en el curso-seminario que se desarrolló en estas islas en el año 1994, sobre la introducción en las empresas turísticas de la novedosa fórmula de "la calidad total", aplicada por el Dr. Edward Deming, con la que levantó la industria del Japón después de la catastrófica Segunda Guerra Mundial.

Fueron estos dos encuentros -de apenas 24 horas de duración cada uno- una llave abierta para el conocimiento de muchos profesionales, que durante la celebración de las clases llegaron a experimentar lo que en ellas se enseñaba y posteriormente trasmitir sus resultados en viva voz a los componentes que asistían a los referidas sesiones.

Santiago Fernández Caballero, director general de Servatur Hoteles, en Las Palmas, y Gabriel Wolgeschaffen, director del Hotel Silken Atlántida, en Tenerife, fueron actores de estos señalados acontecimientos que contaron con la presencia de los profesores-facilitadores internacionales, Manuel Pérez Sánchez y Ernesto Rivas Perdomo.

Unos encuentros en los que, inclusive un gran empresario hotelero de las Islas, contrató una intervención especial para darle a conocer a un buen número de su personal las novedades que se ofrecían, y que los Cabildos insulares de ambas islas patrocinaron de forma muy especial, considerando la importancia que esta formación aportaba al desarrollo turístico de las Islas. Es justo que reconozcamos aquí a los protagonistas políticos de aquella memorable ocasión: Antonio Cruz Caballero, en Las Palmas, y Francisco Marcos Hernández, en Tenerife, junto a otro puntal del desarrollo turístico de las Islas, Guillermo Braun González, en aquel entonces presidente de Ashotel.

Los catorce puntos de "La calidad total", del Dr. Edward Deming, quedarían como una sentencia acoplados a la formación profesional del buen número de asistentes a estos memorables encuentros, como una importante muestra del valor que políticos de aquellos años -como los que hemos nombrado- y empresarios visionarios valoraban el conocimiento de los profesionales que atendían sus empresas turísticas.

Unos comentarios y unos ejemplos nacidos en uno de los puntos más importantes del turismo receptivo mundial -más de catorce millones de turistas anuales en unas islas de apenas siete mil kilómetros cuadrados- que bien podían servir de ejemplo para que políticos y empresarios de otras latitudes apoyen a su personal ofreciéndoles los medios necesarios para que puedan asistir a los encuentros más prestigiosos donde accedan a los más actuales conocimientos para el buen desarrollo de su actividad en la empresa.

Un punto de atención que mucho tiene que ver con la imagen turística que proyectan países, ciudades, pueblos, lugares y empresas, y que sabemos por experiencia su valor y su significado.

*Del grupo de expertos de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (ONU)