Psicología inversa. Desactivado el conato por la reacción del poder judicial propongo jugada maestra. Jaque, mate en tres: convocatoria de referéndum alternativo para que todos los españoles podamos decidir prescindir de Cataluña como parte del Estado. Ejercicio democrático en libertad no por impulso emocional, sino como decisión premeditada y alevosa. Pero con los datos sobre la mesa. Se echa mano de la ejecución presupuestaria registrada en la contabilidad pública desde el principio de la democracia, gasto corriente e inversiones, se calcula las consecuencias sobre el crecimiento demográfico y el efecto multiplicador en la economía: con las cifras se totaliza la liquidación, deuda pendiente a devolver en cómodos plazos. Cruda desconexión. Sin improvisar. Se explica qué pasará con las pensiones, la seguridad social y con las nóminas de los funcionarios, que ya alguien se preocupará de financiar el nuevo estado catalán, en su caso, con impuestos extra o peleando su bono basura en los mercados. Empujoncito y a volar. Fuera de la Unión Europea, control de pasaportes y aduana y que el Barça tenga su oportunidad en la Champions si aceptan a la nueva república en la UEFA. Votamos todos menos los catalanes, como en las comunidades de vecinos, en donde el afectado por la decisión colectiva debe mantenerse al margen; grande la ley de la propiedad horizontal, capaz de dirigir los destinos de esa nación libre que es cualquier edificio temeroso de Dios.

Apoquinar. De pedir referéndum a déjalo estar. Que no es lo mismo ir de "indepe" que aceptar la patada en el culo. El proceso de desconexión con el beneplácito democrático de la mayoría, de la mayoría de verdad, esa era la idea desde el principio, ¿no es así? Pues hala. A llorar al río. Y como la pela es la pela, antes de agarrar camino se apoquina, con crowfunding al estilo Artur Mas o con una vaquita de toda la vida. Aplicamos IVA e intereses de demora a partir del primero de octubre.

Tic tac. Nada ocurre tan de sopetón, qué pena. El símil de la "vuelta a la tortilla" no funciona para casi nada fuera de la cocina. En la vida civil y mercantil los cambios ocurren poco a poco, obedecen a una tendencia -como afirmaba mi amigo Magariños-, incluso en el despropósito catalán. La tendencia es un pensamiento de largo plazo que debe eludir la tentación de la violencia y aplicar rosa de mosqueta en las cicatrices. Respecto a todo este asunto, la actualidad nos hará olvidar.

Igualdad. Un espejismo. De los chicos que inician estudios en ciencia y tecnología solo el 12% son mujeres. Datos de este inicio de curso. Qué pasa, que no hay forma de librarnos del estereotipo. La permisividad con las conductas sexistas, la apología discriminatoria que proclaman ciertas religiones -no hace falta señalar, usted ya sabe- y la pasividad de una sociedad que ve normal el retroceso. Intolerable. Estereotipos que creíamos superados, pues no. Vaya fracaso de toda una generación (la mía, qué horror) que pudo elegir el camino de la igualdad, que se liberó del complejo de Bernarda Alba y que tolera de manera incomprensible. Confieso mucha vergüenza y cierto estupor: no sé cómo se arregla esto.

Sigo siendo yo. AFATE, nuestra asociación de familiares de enfermos de alzhéimer, nos propone seleccionar una foto de antes y otra de ahora. Organiza una exposición por el día mundial de la enfermedad con la que pretende dar visibilidad a lo evidente. En esto sí que se puede dar la vuelta a la tortilla, a la consideración y trato que merecen las personas con demencia, algo mucho mejor que dejarlas encerradas en casa.

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