Escribo esta columna antes del 1-0, pero presumo que las cosas continuarán igual tendiendo a peor. Resultados negativos tanto para una parte como para la otra, o sea, para el Gobierno español y para el de la Generalitat; los independentistas catalanes seguirán en su posición enconada e irreductible alegando el amparo de la legislación internacional y el gobierno del PP manteniendo la legalidad constitucional. Y, por otro lado, partidos como el PSOE y Podemos, que intentan conciliar las posiciones y para ello proponen la posibilidad de un referéndum pactado en aras de buscarle una solución a la cuestión catalana.

Con la Constitución actual entiendo que esta posibilidad es imposible porque no existe resquicio alguno de que esto se pueda dar, puesto que si bien se recoge en el articulo 92 que "las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos y que este será convocado por el rey mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizado por el congreso y mediante una ley orgánica que regule todo lo concerniente a las distintas modalidades de referéndum". Lo cual si nos atenemos a este artículo se puede pensar que se podrá convocar un referéndum pactado sin violentar la Constitución.

Sin embargo, hay un pero, que es lo que recoge el artículo 168 , "cuando se propusiese la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título Preliminar (...) se procederá a la aprobación del principio por mayoría de los dos tercios de cada Cámara y a la disolución inmediata de las Cortes. Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional que será aprobado por mayoría de los dos tercios .Aprobada la reforma por las Cortes Generales será sometida a referéndum para su ratificación".

Pero hay otra consideración que hará que funcione como un muro inquebrantable, que es el Título Preliminar en su artículo 2º: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles...".

Con esto como telón de fondo claro que se podría solucionar el problema catalán, pero sería tanto el "meneo" al que se sometería a la Constitución que la posibilidad de un referéndum pactado es poco más o menos que una declaración de intenciones, pero que no solucionaría nada.

O se modifica la Constitución en todos esos artículos que hemos señalado o no habrá nada que hacer, y si se va por ese camino, que es posible, este tendría un largo recorrido. Lo que habrá que desear que la razón política se sitúe en un nuevo escenario de entendimiento, se calmen los ánimos y se inicie la ruta de un cambio constitucional que para el centralismo español que encarna el PP no será ni fácil ni asumible.