Inspirado en un artículo nuestro publicado hace mas de quince años, en esta páginas de EL DÍA, rememoramos el mismo en este "Año Internacional de Turismo Sostenible, para el Desarrollo", declarado por las Naciones Unidas y gestionado exitosamente por la Organización Mundial del Turismo.

Son varias las veces que hemos presentado a la Villa de La Orotava como un modelo de desarrollo turístico sostenible. Hace ya algunos años que venimos insistiendo en todos sus aspectos en este tema en nuestras aulas, y en muchos congresos internacionales relacionados con ello.

Desde Puebla de los Ángeles, en México, hasta la mismísima Cuba, en La Habana, pasando por Santo Domingo, República Dominicana, sin olvidarnos de la VI Vitrina de Turismo del Occidente Venezolano, allá en las cumbres del Estado Táchira, en San Cristóbal... Son unos cuantos lugares ya donde nos hemos valido de este modélico desarrollo para mostrar una imagen de Canarias que nos gustaría estuviese presente en todos sus hermosos rincones, lejos de los encandiladores mamotretos de cemento que se han cargado nuestros paisajes rurales y urbanos, sin la mas mínima contemplación... y no digamos nada de la falta de sensibilidad por que esa es una cuestión que estamos muy lejos de que podamos en algún momento presumir de ella. Así han sido las cosas en esta Canarias de nuestros amores... penas y sufrimientos...

Ante unos ilustres académicos, profesionales y estudiantes de turismo de América, hemos escuchado siempre nutridos aplausos a nuestra exposición sobre el trabajo hecho en la Villa de La Orotava. Todo un merecido reconocimiento, que han tenido una especial incidencia en las variadas aclaraciones que realizábamos a interesados asistentes en estos foros, algunos con centenares de asistentes -como en los casos de los congresos panamericanos de Escuelas de Hotelería, Gastronomía y Turismo, celebrados estos años pasados-, asistentes que querían saber cómo se había conseguido todo lo que allí expusimos sobre este modelo canario de desarrollo turístico sostenible, ahora como modelo "de exportación".

Explicar cómo se ha cambiado el pavimento de las calles, se ha reconstruido las fachadas de los edificios, se ha ordenado y señalizado la villa, cuidando sus jardines, hermoseando sus plazas, o iluminado sus más emblemáticos lugares, era un auténtico placer que se extendía cuando nos íbamos acercando, casi sin querer, al cuidado de sus manifestaciones socio-culturales populares más ancestrales, recreándonos en sus actos religiosos, sus alfombras y su tradicional baile de magos... Decir que no gozábamos memorizando todo esto sería faltar a la verdad. Observar la atención con que se nos escuchaba ante esta realidad palpable en las muestras visuales que llevamos bajo el brazo, era disfrutar con el sano placer que nos embargaba cuando practicábamos eso que tanto nos gusta: enseñar de las cosas buenas que tiene Canarias, sin ningún regateo ni recato. Podemos discutirlo todo cargados de una historia que nos ha tocado vivir intensamente, viendo cómo se desarrollaba el turismo en las Islas cambiándolo todo, para bien de sus habitantes. Algo de lo que no todos pueden presumir, aunque osadamente lo intenten. "La verdad es lo que es, y será siempre verdad aunque se mire al revés", escribía Antonio Machado.

Está claro que tenemos mucho bueno en las Islas. También que tenemos muchas cosas mal hechas e irremediablemente irrecuperables. Cuando ahora todos nos llenamos la boca con eso del "desarrollo turístico sostenible", solamente tendríamos que analizar cuál sería el sistema para poder llevarlo a efecto, lejos de las intrigas políticas que nos han carcomido, y nos carcomen todos los días, poniendo el tema en manos de auténticos profesionales canarios, conocedores del terreno que pisan, para evitar que nos ocurra como a aquel país de Centroamérica al que le vendió una empresa española un proyecto de desarrollo turístico donde se olvidaron de cambiar los nombres de los lugares de otro de ellos que les había servido de modelo, y al que solamente le habían cambiado la portada. Un buen ejemplo de saber hacer... dinero.

Varias veces hemos hecho promesa de no escribir más sobre el turismo en Canarias, perseguidos como nos sentimos por quienes siguen el ejemplo de esa singular empresa que comentamos en los párrafos anteriores, y muchas de las veces desorientados al no entender lo que está pasando a nuestro alrededor cuando se apoyan proyectos irrelevantes y poco claros, y se niega el mismo a quienes han demostrado la más alta calidad en sus obras y en sus ejecuciones. Aquí, la situación se nos complica cuando tenemos que asistir al circo donde se pone en duda hasta este modelo que comentamos, sin otra razón que no sea la partidista y sin ningún argumento válido en que sustentarse... Los hechos, las realidades, son invariables. El caso de La Orotava, al igual que existen otros en la Canarias viva, son discutibles. Se puede mejorar, como todo en este mundo, pero el modelo que supone, es incontrovertible. Negarlo es precisamente lo que identifica a "la oposición", una "oposición" sin otros elementos para defender sus ideas, que la fuerza de la opinión que generan con sus propagandas publicitarias. Solo eso: la fuerza, no la razón.

Así, contra todo eso, hemos visto crecer en estos pasados años a la Villa de La Orotava. Luchando sus hombres de bien, "a brazo partido", contra intereses creados dentro mismo de su territorio, que a veces han conseguido frenar algo de su desarrollo con sus intrigas y malas artes, pero que no han podido, ni podrán, tapar nunca el sol con un dedo.

La Villa de La Orotava, modelo mundial de "desarrollo turístico sostenible". Ahí está.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas