Los fascistas "catalonios" tratan de proyectar la idea de que la situación a la que hemos llegado, por causa de aquella comunidad, viene del recorte que se hizo al "Estatut" en el Congreso de los Diputados y en el Tribunal Constitucional.

La idea de aquel nuevo Estatuto la había concebido en su día don Pascual Maragall, adalid de los socialistas catalanes (PSC), pretendiendo poner en evidencia, desgastar, al partido nacionalista de la derecha catalana CiU. Trataba don Pascual de hacerse ver más nacionalista-soberanista que el Sr. Mas. Y aquel Estatuto estuvo a punto de irse al garete en aquel Parlamento cuando el Sr. Maragall le soltó al Sr. Mas lo de la corrupción de CiU (el 3%) y éste le dijo que si no retiraba aquello no habría Estatuto. Y el Sr. Maragall se achantó. Tenía más importancia el camino hacia la independencia que la corrupción de quienes habían estado gobernando por largo tiempo aquella comunidad.

La verdad es que, visto desde el socialismo, el Sr. Maragall y el por entonces candidato en las elecciones generales a la presidencia del Gobierno, Sr. Zapatero, se pasaron de frenada. Ambos, con la seguridad de que el PSOE no iba a ganar aquellas elecciones (así lo pronosticaban las encuestas) pretendían ponérselo muy difícil al PP con el nuevo Estatuto, y el Sr. Zapatero prometía que, si él ganaba, el Gobierno por él presidido aceptaría el Estatuto que viniese del Parlamento de Cataluña. Y el PSOE ganó las elecciones. Y aquellos dos tahúres se vieron ante su propia trampa. Y el Sr. Zapatero se encontró con un "bocadillo" difícilmente digerible: se vio con el Estatuto que venía de Cataluña; y el Sr. Maragall no hizo nada por "aflojar", sino que decidió seguir por el camino bien alejado del socialismo: el independentismo.

Aquel nuevo Estatuto fue aprobado por el Parlamento de Cataluña el 30 de septiembre de 2005. En su articulado se atribuía acciones diversas que eran competencia del Estado. Y el Congreso de los Diputados hubo de debatir aquellas pretensiones, y el Tribunal Constitucional hubo de intervenir sentenciando la nulidad de la parte del articulado que pretendía dislocar la competencia del Estado.

De aquella mecha encendida por unos "socialistas insensatos", la explosión que estamos padeciendo. Mecha que luego avivaron las huestes independentistas con don Artur Mas al frente y después sustituido, con la presión de la CUP, por el "acendrado" independentista Sr. Puigdemont. Eso sí, con la venia o el acongojamiento del Gobierno del Estado, que ha sido incapaz de aplicar medidas que la Constitución le otorga. El Sr. Puigdemont no se ha cansado de saltarse la ley y las sentencias, además de anunciarlo. En algún momento, no ahora, también el Sr. Rajoy habrá de responder ante el pueblo español por su inacción, que ha permitido que los fascistas de allá nos hayan traído a la situación actual.