El ejercicio del periodismo en el "mundo libre" sigue poniendo en jaque a aquellos que por la pasión de defender el derecho a la información llevan su profesión hasta las últimas consecuencias. A día de hoy, sin que la comunidad internacional haya considerado los atentados a la libertad de expresión como hechos delictivos de índole máxima, las deudas se pagan con sangre. Los datos de 2017 asustan a cualquiera que descargue el barómetro de Reporteros sin Fronteras (RSF). Mientras la gran parte de las asociaciones de prensa siguen sin velar de forma real por las condiciones de periodistas y fotoperiodistas, más centrados en no alterar a los gobiernos de turno, los profesionales de la comunicación claman contra la precariedad y el riesgo. Así, nota en mano, en lo que llevamos de año, 42 periodistas han sido asesinados; 5 internautas asesinados; 8 colaboradores asesinados; 177 periodistas encarcelados; 165 internautas asesinados; y 13 colaboradores entre rejas, según las estadísticas que maneja esta asociación en el mundo. La constatación de esta peligrosidad la tenemos en las cifras: atendiendo a la información que publica La Gaceta de Protección Laboral, desde 2006 han muerto 800 informadores en todo el mundo, en datos de la ONU. Un total de 50 profesionales asesinados solo en los diez primeros meses de 2016. Además de perder la vida, son también objeto de agresiones, amenazas, restricciones legales, hostigamiento judicial, intimidación, acoso y secuestro. Siguiendo el análisis elaborado por este medio, en 2013, tras el asesinato en África de unos reporteros franceses, se instituye el día mundial para poner fin a la impunidad de los crímenes contra los periodistas, que se celebra cada 2 de noviembre. Mientras haya informadores y sus "depredadores" naturales continuará la violencia. No obstante, se aboga por acabar con el círculo de la impunidad. "Todos los ataques contra trabajadores de medios de comunicación tienen que ser investigados de forma rápida, exhaustiva y sin excepciones, como propone el Día Mundial. Los responsables de crímenes contra la libertad de información en la persona de sus profesionales deben afrontar las consecuencias legales de sus acciones. En el día 2 de noviembre, la sociedad en su conjunto reclama que depure su responsabilidad quien empuña elcuchillo o la pistola que acaba con la vida de los informadores, quien instiga los asesinatos, quien ordena silenciar a un periodista, o quien actúa para cerrar un medio que le resulta molesto", proponen en el estudio realizado por esta gaceta que analiza la situación laboral de los periodistas en zonas de conflicto. Me quedo con una cita que resume la transversalidad de los problemas en el sector. "Para escribir hace falta valor, y para tener valor hace falta tener valores. Sin valores más vale callar". Son palabras de Pascual Serrano, periodista especializado en información internacional y en el análisis de los medios de comunicación. Aquí se ejemplifica la situación real de un colectivo al que le tienen que dejar hacer y, sobre todo, que las asociaciones de la prensa defiendan de una vez el derecho de todos y cada uno de los profesionales independientemente de su ideología. Sale gratis disparar al periodista.

@LuisfeblesC