Cuando uno nunca ha pensado en desear males ajenos, la vida transcurre serena por los recuerdos y especialmente por las vivencias, pues no hay nada grave de lo que arrepentirse. A estas alturas mi camino está prácticamente andado, así que lo que resta será un gran regalo que Dios dirá cuándo terminará.

Aprovechar los encuentros con familia, parientes, amigos o conocidos con quien compartir todas esas vivencias de las diferentes décadas del siglo pasado, y además disfrutado de buena mesa y mantel en un establecimiento de sabrosa cocina casera y bien servida, es la situación ideal para sentirse a gusto y continuar en el devenir de los años. Y eso es lo que hice el Día de Todos los Santos, antes que las fiestas navideñas nos caigan encima, con mi cuñado Alonso, al que llamo cariñosamente "Zefirelli", por su gran afición al cine y por qué no decirlo, por su notable aportación a la filmografía "amateur" en las Islas. Comenzó con películas caseras en Súper 8, entre ellas las de mi boda y los bautizos de mis hijos, algo que no todo el mundo tiene. También grabó otras reuniones entrañables, pero he dejado de ponerlas por la tristeza que representa volver a ver a aquellos familiares que ya no están, y lamentablemente son muchos. Trabajó toda su vida en Obras Públicas y fue responsable de las carreteras, por lo que podría dar clases a cualquier ingeniero novato. Uno de sus vídeos más importantes fue el del proceso de construcción del puente de Los Tilos en La Palma. Por cierto, que tiene los conocimientos suficientes para que alguien le consulte cómo solucionar los atascos en las autopistas, y no creo que sea desdoblar las entradas y salidas a Santa Cruz, como escuché decir en la radio, eso tardaría unos cuantos años y nos dejaría a todos calvos. Y hablando de carreteras, lamentable el estado de la TF5 en sentido norte.

Tiene más grabaciones interesantes, incluso ha creado su propio perfil en Youtube, pues ha sabido adaptarse muy bien a las nuevas tecnologías. Me lleva unos años; cuando lo conocí era parte de grupo de amigos en el que, como ocurre siempre, recuerdas a los mayores y te olvidas de los menores, pero lo conocí por su padre, don Paco Alonso, que se dedicaba a las galerías de agua, y asiduamente asistía a la gran bolsa de negocios que era la plaza Weyler. Nos encanta una conversación de sobremesa y de ahí partió hablar esta vez de las distintas personalidades de aquella época, un sinfín de individuos de todas las clases sociales que acudían allí en busca de negocios o simplemente a pasar el rato: agricultores, constructores, comerciantes, industriales, intermediarios? Opinamos sobre la categoría y sencillez de algunos con dinero, mucho dinero para esos tiempos, y coincidimos en aspectos de muchas de aquellas personas y no mentarlas, así evitamos compromisos, no estaría bien omitirlos. Lo cierto es que fue una época de una Santa Cruz que emergía de una grave crisis consecuencia de la amarga postguerra, y que empezaba a tener cierta prosperidad a pesar de la falta de trabajo, lo que motivó la marcha de muchas familias a la tierra prometida que aventuraba ser Venezuela.

También coincidimos en que la paralización de las obras necesarias para el desarrollo de la isla, como el presidente de Fepeco viene recordándonos día a día, está restringiendo el crecimiento económico, y que lo peor de todo es la judicialización de los proyectos. Lo último es que varios partidos políticos del municipio de Candelaria se oponen al futuro tren del Sur. Es inexplicable la actitud de ciertos sectores de la población apoyados por partidos políticos que están y tienen como bandera el no a todo. Si sumamos unos gobernantes pasivos, enredados en complicadas divagaciones y discusiones bizantinas, no vamos a ningún sitio. Todo se retrasa y los habitantes de la isla se quedan al pairo.

Nuestra comida dio para mucho, y se nos echó el anochecer encima, así que recogimos porque a nuestra edad no es conveniente conducir con luz artificial. Pronto volveremos a reunirnos y tendremos más carrete o tinta que echar al tintero, pues vale la pena la charla. Como dice el título de este comentario, recordar es vivir.

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