Creo que José Alberto (Pipo) Muiños es el primer presidente del Casino de Tenerife que ha intentado darle un giro de modernidad a una sociedad destinada a perecer con el tiempo. Porque la tendencia es que, dado que cada año mueren más socios de los que ingresan, en poco tiempo no habrá dinero ni para pagar a los empleados. Uno de los líos que se montó en las pasadas elecciones, en las que Miguel Cabrera Pérez Camacho ganó la contienda a la plancha de Vicente Álvarez, fue que el primero puso en tela de juicio para muchos socios el buen hacer en la entidad de Muiños. Y no era propio de la sociedad que un aspirante a presidirla le dé caña a un presidente que ni se presenta a las elecciones. Según me cuentan, al existir un pacto de no agresión entre los candidatos en liza, la plancha de Cabrera Pérez Camacho decidió darle duro a Muiños, sabiendo que el daño le iba a llegar a Álvarez Gil, que era lo que deseaban. Y como estrategia, solo como estrategia, no les salió mal.

Pipo Muiños pasa como un excelente presidente de la entidad que no ha tenido jamás ningún problema con nadie. Ha sido el primero que ha puesto, equivocadamente o no, proyectos sobre la mesa con el fin de rejuvenecer la sociedad y mantenerla pujante en los tiempos que corren. Y todo con luz y taquígrafos. Así se lo han reconocido las numerosísimas felicitaciones y muestras de cariño recibidas en el Casino. Quizás en parte de esta pútrida sociedad esté más de moda adular a quien llega que exaltar a quien se va, pero créanme que hoy y aquí este no es el caso.

@JC_Alberto